Misa yThropos

4 0 0
                                    


--- LA HISTORIA A CONTINUACIÓN, ASÍ COMO LOS CAPÍTULOS SIGUIENTES, SERÁN PARTE FANTASÍA, PARTE REALIDAD... QUEDA A JUICIO DE CADA QUIÉN DECIDIR CUÁL ES CUÁL--

Actualmente tengo 29 años, soy un tipo normal de Ciudad de México. 

Siempre he sido crédulo, alguien que vive más en la fantasía que en la realidad. Mi personalidad me ha puesto en el camino de personas que se han aprovechado de mi ingenuidad. 

Desde muy pequeño siempre fui fácil de engañar, y si bien me enojaba, siempre perdonaba, lo que ocasionaba que nuevamente fuera engañado por las personas que se decían cercanas a mí... ya fueran "amigos" o familiares. 

Con todo y eso, desde niño me gustaba ser alegre, no me costaba hablar con las personas, pero el mundo en el que vivo es cruel, y con el paso de los años esas características que me definían comenzaron a desaparecer. 

Hay cosas sobre mi persona que oculto -es decir, ¿quién no lo hace?-, ya sea por simple vergüenza o para protegerme a mi mismo. Recuerdo que al llegar a la pubertad, durante la secundaria, yo pretendía ser el mismo tipo de siempre... pero el preadolescente promedio es cruel. 

Una palabra, o una frase con la cual se quiera romper el hielo a sus oidos resulta un insulto o un reto que les da derecho a ser malas personas. Con el tiempo, la personalidad que había en mí quedó debajo de innumerables capas de miedo. La desconfianza hizo que me alejara de algunas personas, pero mi ingenuidad me hacía caer constantemente, o tal vez era mi constante necesidad de estar con alguien... no importa, en cualquier caso siempre terminaba mal para mi. 

Y todo eso llevó al hecho de comenzar a ocultar algunas cosas. Recuerdo que un día, soportando al montón de sacos purulentos -AKA compañeros de salón- escuché una voz dentro de mi, me incitaba a ser fuerte y no dejarme vencer por la actitud de los demás... si los demás habían pasado por cosas malas no debía juzgarlos, pues seguramente sus vidas eran igual de malas que sus actos. 

Pero fue en ese mismo instante que me di cuenta, que era exactamente esa misma actitud la que me convertía en blanco de ese tipo de gente. Mi inocencia, enterrada debajo de todo ese miedo había logrado establecer contacto conmigo, logró tener una voz y se hizo escuchar... simplemente decidí hacer caso y soportar lo más que pudiera. 

De haber sabido que la inocencia no florece mientras es pisoteada constantemente. 

Llegó un día en el que finalmente me quebré, sin importar cuantas veces había yo hablado con aquella voz, ni cuantas veces me había dado ánimos, finalmente la presión de tanto tiempo finalmente rompió algo en mi interior. 

Deseaba correr, deseaba desatar mi enojo y azotar con fuerza a varios hasta que pidieran perdón por todo, pero era tanto lo que sentía y tan intenso, todo tratando de salir al mismo tiempo que mi cuerpo y mi cerebro no supieron que hacer y solo comencé a llorar. 

En medio del llanto volví a escuchar una voz, pero era totalmente diferente. No sonaba como la inocencia, sonaba como enojo. Me decía: "¿Por qué lloras?... eres más grande y fuerte que la mayoría... dime ¿a caso el otro te hizo creer que todos son tan buenos?... si alguien tiene la culpa de estos tratos eres tú, porque teniendo el poder de detenerlos, preferiste hacer caso al otro y no hacer nada". 

... En mi experiencia, noté que las voces no se trataban a sí mismas, por lo que creí que era yo dándole sentido a lo que pensaba para mi mismo, pero el tiempo me hizo darme cuenta de lo contrario, había algo dentro de mi que quería ser escuchado. 

Uno era la inocencia quien un día se presentó como Thropos; la otra voz era no era de verdad enojo, sino miedo, que da la fachada de enojo para protegerse y se presentó como Misa. 

Ambos se quedaron conmigo para atormentarme a su manera. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 15, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Una vidaWhere stories live. Discover now