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→ Harry
Faith y Sandy se acercaron caminando hacia mí. Ni siquiera se molestaban en mirarme, o en mirar a su alrededor. Sabían que todos se apartarían a su paso. Ambas iban por en medio del pasillo, agarradas del brazo como si fueran un par de viejas. Faith carcajeó con su sonora risa, moviendo su larga cabellera castaña hacia atrás y haciendo revolotear sus largas pestañas, mientras que Sandy la miraba, negando con la cabeza, haciendo que sus rizos cobrizos se movieran con ella. Sus grandes ojos, de aquel color verde esmeralda, se fijaron en los míos cuando ya estábamos a pocos metros. Los chicos se apartaron ligeramente al verlas llegar, sabiendo que si se mantenían muy cercanos a mí, las víboras que tenía como amigas empezarían a atacarles.

Sandy soltó el brazo de Faith y se acercó hacia mí, sonriendo ampliamente, mostrando sus blancos dientes perfectamente colocados. Mi brazo envolvió su cintura y la acerqué a mí hasta que puse mis labios sobre los suyos, dándole un corto beso. La pelirroja sonrió, quedándose a mi lado, mientras que los claros ojos grises de la castaña se fijaron en mí.

— Hola, Styles – saludó Faith.
— Hey, Blummer, ¿cómo va? – dije, alzando mi barbilla, para verme con algo de aire de superioridad y no dejar que las dos perras me hicieran ver sumiso.
— Venga, vámonos... – añadió Sandy – aquí huele a perro mojado – dijo con cara de asco, mirando hacia uno de mis amigos.
— Perra – gruñó el acusado.
— Hey, menos con mi chica – la defendí.
— Es una perra, Styles. Lo sabes bien – me echó en cara, mi amigo.
— Seré una perra – me interrumpió Sandy, antes de dejarme hablar –, pero yo al menos no tengo que ir comprando amigos – sonrió, con su cara de niña buena, aunque fuera todo lo contrario –. Vamos, Faith...

La pelirroja enlazó su mano con la mía y empezó a caminar decidida. Yo tuve que caminar junto a ella, ya que cuando me enganchaba la mano, era totalmente imposible soltarse. Cuando ya estuvimos alejados de todo el jaleo del centro del pasillo, cerca ya de las aulas, donde el único ruido era el de los tacones de Sandy, me miró con una sonrisa traviesa.

— ¿Sabes que Faith ha ligado? – comentó con una risita, girándose hacia la mencionada, pero no estaba detrás de nosotros – Hey, ¿dónde está? Pensaba que venía detrás.
— No lo sé – me encogí de hombros, aprovechando para soltar su mano.
— Seguro que uno de tus estúpidos amigos ya la ha secuestrado.
— Si no fuera tan calientapollas no le harían nada... – los excusé, encogiéndome de hombros.
— Déjala, pobrecita... – suspiró Sandy – llevaba mucho tiempo sin estar con ningún chico.
— No me lo creo – escupí con asco –. Le gusta demasiado el sexo como para estar sin ningún chico.
— Sabes que quiere centrarse en los estudios, Harry.
— ¿Para qué? Si es tonta – me encogí de hombros, caminando de vuelta hacia de dónde habíamos venido, buscando a la castaña con la mirada.
— Habló el cerebrito – se burló.
— Yo no necesito hacerle mamadas a los profesores para que me aprueben.
— ¡Faith no ha hecho eso! – exclamó asqueada.
— ¿Ah no? ¿Le preguntamos al de mates?
— Eres una perra mala, Styles – rió mi novia.

Como no, Faith estaba apoyada en una taquilla, con dos chicos delante de ella. Faith solo sonreía, fingiendo que los escuchaba, mientras hacía eso de revolotear sus pestañas y mirarte a través de sus grandes ojos grises como si fueras la única persona existente en el universo en ese momento. Faith era toda una perra. Pero la quería de todos modos. Señalé a la castaña con la cabeza, y Sandy miró hacia ella. Sonrió, negando con la cabeza, y enganchó su brazo al mío, ladeando la cabeza mientras miraba con ternura a su amiga.

— Pobrecita.
— ¿Pobrecita? Está calentando a dos tíos para luego no tirarse a ninguno.
— Necesita cariño, Harry... – mi novia negó con la cabeza y suspiró – Tú no lo entiendes. Llevamos... ¿cuántos años los tres juntos? ¿Dieciséis?
— Sí, desde los dos. 
— Pues eso. Llevamos dieciséis años juntos. Y nosotros empezamos a salir hace seis. Faith no ha tenido ningún novio aún. Pero luego nos ve a nosotros y se pone triste porque no tiene a nadie que la quiera como tú me quieres a mí o yo a ti.
— ¡Pero nos tiene a nosotros dos!
— ¡Es otro tipo de amor, Harry!
— Sí, amor a su coño.
— ¡Harry por dios! – chilló Sandy, golpeando mi hombro.
— ¿Qué? Es verdad – me encogí de hombros –. Faith solo quiere follar. Seguro que tiene una lista de todos los tíos que se ha tirado. Querrá hacerlo con todos y cada uno de los de este instituto.
— Siempre le faltará uno – sonrió mi chica.
— ¿Jason, el gay? No, ya se lo ha tirado en un trío con otro tío.
— No tonto, tú – rió Sandy. Yo tosí incómodamente y forcé una sonrisa.
— Claro, nunca tendré sexo con ella.
— Claro que no, bubú – dijo, poniendo ímpetud en ese apodo que tanto odiaba –. Tú eres solo mío.
— Claro que sí, hubby.

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora