Natalia: Anda ya tonta, no hay nadie mirando, todo el mundo va a su bola.

Alba: Ya seguro.

Me planto delante de ella y me agarro por la espalda mientras apoya su cabeza en mi hombro.

Natalia: Venga que ya puedes.

Abrí los ojos y vi la cosa más bonita que se puede ver, vi anochecer en el Templo de Debod, fue mágico.

Alba: Jo Nat que bonito.

La miraba por encima de mis ojos ella se acerco y me dio beso en la mejilla.

Natalia: Creo que es el final que nos merecemos.

Alba: Te quiero tanto.

Suspiramos las dos y después nos besamos, tras aquella imagen.

Narra Natalia

Toda aquella tarde fue perfecta pero tocaba volver a la realidad, volvimos cerca de las diez y algo a la academia, justo cuando entrabamos por la puerta Andrés me estaba esperando.

Andrés: Hola chicas.

Nosotras veníamos contentas y riéndonos sin parar, saludamos muy animadamente Andrés.

Cuando ya íbamos a cruzar para el salón Andrés me llamo.

Andrés: Natalia, hay una persona que te quiere ver.

Natalia: ¿A mí?

Mi padre salió de una de las clases donde estaba esperando.

Miguel: ¿Podemos hablar?

Natalia: ¿Qué haces aquí? Hoy no es turno de visita.

Andrés: Noemí le dio permiso, ir a la sala hablar.

Vi como Alba se acercaba a mí, dando me la mano, yo no podía estar más cabreada, ¿Qué coño quería?

Alba: ¿Quieres que vaya contigo?

Natalia: No, no quiero que te humille delante mi, ve  a la habitación.

Alba: Como quieras.

Alba se acerco me dio un beso en la mejilla y se fue hacia a la habitación, yo camine hacia la sala sin dirigirme a él y el vino detrás Andrés nos cerró la puerta.

Miguel: Llevo horas esperando.

Natalia: Que pena.

Miguel: Hija.

Natalia: No, Natalia si no te importa.

Miguel: Natalia, te quería pedir perdón.

Natalia: ¿Por?

Miguel: Por lo que ha pasado en el restaurante, por intentar echar a esas chicas, es que no me gustan.

Natalia: ¿Vas a seguir con eso? Te repito que yo soy igual que aquellas chicas exactamente igual.

Miguel: Tu eres diferente, Madrid te ha cambiado pero cuando vuelvas a pamplona.

Seguía alucinando después de todo seguía erre que erre con la idea equivocada.

Natalia: Esta es la última vez que vamos hablar, toma.

Saque de mi monedero la tarjeta de crédito y todo lo que tenía que ver con él, no quiero saber nada de ti.

Miguel: Vas a matar a tu madre, por eso estoy aquí.

Natalia: ¡¿Y qué?! Que me vale que estés aquí por mama, si tú no entiendes que hay una mujer que me hace feliz, ¿De qué me vale? ¿Eh? ¿Dímelo? Imagínate por un momento que mama y tú no podías o nos dejaban estar juntos, ¿Qué hubieras echo tú? ¿Dime? Te hubieras rendido, porque yo no, llevo luchado mucho por la música también en contra de vosotros muchas veces. Así que puedo sobrevivir como siempre hecho.

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