-Fue muy difícil- Gabriel continua vacilante y Fausto asiente con la cabeza como si supiera, como si entendiera. -Así que gracias, probablemente fuiste quien mejor lidio conmigo olvidando tres años de mi vida.

-Te conozco bastante bien, Gabi- dice Fausto con facilidad, todavía sonriendo. -Solo te traté como me gustaría que me trataran si algo parecido llegara a pasarme.

-Bueno, estoy agradecido- murmura Gabriel. Fausto solo asiente.

-¿Está todo bien?

-Sí, todo está bien- dice Gabriel. -He vuelto a laburar. Estoy haciendo algunas cosas de fotografía...

-Me preguntaba si volverías a eso, siempre te gustó- sonríe Fausto. Gabriel resopla con una carcajada, claro que Fausto lo sabe. Parece que todos, excepto él, sabían que había estado en algunos proyectos fotográficos antes del accidente, antes de que se olvidara de todo. Lo descubrió después de que Andrés lo llamó hace tres meses y le preguntó cuándo iban a tener una sesión, y Gabriel le preguntó quién era y él se presentó como Andy, un amigo cercano y le había dicho a Gabriel que habían estado fotografiando algunas cosas juntos por un tiempo.

-¿Y vos? ¿todo bien?

Fausto asiente, la brisa agita un poco su cabello. -Todavía laburo aquí, obviamente todavía estoy haciendo mi maestría.

-¿Seguís viviendo con Renato?- pregunta Gabriel, tentativamente.

-Sí, a pesar de que se convirtió en un baterista famoso- Fausto se ríe, con los ojos llenos de cariño. -Todavía vivimos juntos.

-Genial- dice Gabriel, no muy seguro de cómo responder.

Hay unos autos tocando la bocina en la calle y ambos saltan, escuchando por un momento la detención del tráfico. Mateo está un poco más abajo en la calle hablando por teléfono y le da a Gabriel una vaga sonrisa y lo saluda, volteando su espalda y presionando su mano sobre su oreja para escuchar mejor. Tiene el abrigo de Gabriel doblado sobre su brazo, había insistido en llevarlo con él en caso de que el aire fuera demasiado frio.

-Bueno- dice Gabriel. -Supongo que será mejor que te deje volver.

-¿Todavía te molesta que hayas cambiado?- Fausto lo interrumpe. Se pone de pie, quitándose el polvo de su pantalón. Todavía tiene su libro en una de sus manos. Gabriel parpadea cambiando de un pie a otro.

-Yo... - Gabriel vacila, y se detiene, sin saber que decir.

-Renato lo dijo cuando ustedes pelearon. Cuando te fuiste- agrega Fausto, y Gabriel no puede evitar hacer una mueca ante eso, el hecho de que él se fue, de que él se alejó. -Dijo que vos estabas molesto porque habías cambiando. Que ya no sabías quién eras.

El recuerdo de todo eso hace que el aliento salga volando del pecho de Gabriel de un solo golpe y tiene que cerrar los ojos por un momento, para tratar de bloquear su propia voz que suena en sus oídos. Pero las palabras hacen eco de todos modos, alrededor de su cabeza. He cambiado mucho, Renato. No soy la persona que pensé que era, y no me gusta la persona en la que me he convertido.

-No está mal- murmura Fausto, inclinando la cabeza para mirar correctamente la cara inclinada de Gabriel. -El cambio. Has cometido algunos errores, Gabi, pero... eso lo hemos hecho todos. Creciste y aprendiste muchas lecciones. Odiaría pensar que no te gusta la persona que sos ahora. A mí me gusta.

Gabriel le da una sonrisa a medias, el pecho vuelve a sentarse. Se rasca el codo.

-Ya no me siento así- le dice a Fausto. -Creo que todavía estoy pensando en mí mismo, para ser honesto, pero no estoy tan enfadado por eso ahora. Algunas partes de mi cambiaron y otras se han mantenido igual, y creo que es natural. Estaba pensando que me había convertido en dos personas diferentes en estos tres años que perdí, pero no lo hice, sigo siendo la misma persona, solo un poco diferente. Fue como, inevitable que sucediera y estoy aprendiendo de mis errores.

Olvidé donde estábamos Where stories live. Discover now