—¿Cómo se siente? —Peter interrogó.

Lo miró con curiosidad, no sabiendo a qué se refería.

—¿El qué?

Peter suspiró antes de responder.

—Tener casos, importantes, fáciles, difíciles, ¿cómo se siente?

¿Por qué Peter le estaba preguntando eso?

—Bien —contestó—. Se siente bien el hecho de que alguien te de la confianza para resolver un caso. Pero muchas veces también te sientes nervioso o con un poco de miedo. Depende de que tipo de caso sea —admitió—. Supongo que tu sabrás lo que se siente en unos tres o cuatro años.

Vio la mueca en la cara de Peter, como se tornaba un poco pálido, perdía un poco de brillo en los ojos por unos segundos. Luego se volvió a recomponer, pero de igual forma, no es algo que él vaya a olvidar luego.

—Por supuesto. —La voz de Peter tembló.

—Igual, ¿cómo te esta yendo en las clases? Cuando yo estudié algunas materias se me hicieron bastante pesadas —confesó, lo hermoso de estudiar Derecho era que cuando ya tuvieses el título ibas a poder defender a personas realmente inocentes, ayudar a madres o padres a obtener la custodia de los hijos, meter corruptos a la cárcel, etc. Lo malo era el proceso para llegar a eso. Algunas materias eran realmente pesadas, tenías que leer mucho para entender un poco.

—Bien, me gusta leer mucho, eso facilita muchas cosas y de igual forma, soy un nerd, realmente no se me hace todo muy aburrido.

Sonrió, sabiendo que le estaba diciendo la verdad.

—Yo también era un nerd. Pero de otro tipo muy distinto al tuyo —confesó, Peter le sonrió burlón.

—Claro, del tipo de nerd que odia demostrar que lo es, que es un mujeriego, sarcástico, irónico que odia a los populares teniendo la capacidad de ser uno.

—Supongo que me entiendes, la mayoría de los populares son unos descerebrados.

Peter asintió, lo había comprobado por experiencia. Pero también sabía que habían muchos populares inteligentes, aunque prejuiciosos en la mayoría de las ocasiones.

—Aunque hay excepciones, claro —dijo—. Harry es del tipo que lo toma como una coraza para no ser lastimado, pero en el fondo es muy bueno.

Asintió, pensando en los Osborn. Seguramente en menos de una semana iba a ser noticia en todo el país que él había desenmascarado a una red de corruptos y que Norman estaba entre ellos.

—Lo sé.

El pensamiento de que Peter se pudiera enfadar con él por haber metido a Norman a la cárcel llegó a su mente. Sabía que el chico apreciaba bastante a Harry y seguramente este quedaría devastado cuando supiera la noticia.

El pensamiento se mantuvo en su cabeza por el resto del día.

Se despertó por el sonido de su iPhone sonando insistentemente.

Se sentó enredado en las sábanas, contestó sin tener ni una sola idea de quién era, porque ni Bruce ni nadie de su círculo de amigos jamás llamaba a esas horas sabiendo su humor cuando lo interrumpen de su preciado sueño.

—Bueno —su voz sonó adormilada.

—Hola —la voz de Peter suena temblorosa y si tenía aún rastros de sueño, desaparecieron en ese momento.

—¿Estás bien? —Preguntó.

—Sí...no. —Peter guardó silencio unos segundos, su respiración agitada se escuchaba perfectamente a través de la línea.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

—Respira, solo respira profundo y céntrate en mi voz, ¿sí?

Peter hizo un sonido de aceptación. Le tardó diez minutos tranquilizarlo. Tantas terapias le habían servido de algo.

—Lo siento. —Peter se disculpó—. No debería haberte llamado a esta hora, pero no tenía a nadie a quién llamar. Mis amigos no están pasando por un buen momento, no quería preocuparlos más.

—No te preocupes. Me ha pasado algunas veces también y no es agradable no tener a nadie a quién llamar. Me alegra de que me hayas llamado —confesó, pensando en otras cosas en las que jamás había pensado antes.

¿Habría hecho eso por alguien más antes de encontrarse con Peter en aquella biblioteca? La respuesta era un rotundo no.

Su vista se dirigió hacia la ventana, ni siquiera se había dado cuenta que estaba lloviendo.

—¿Puedes venir?

Peter no tuvo que hacer la pregunta dos veces.

Peter le entregó una taza de café caliente, luego tomó asiento a su lado. Ambos estaban en el balcón, disfrutando ver la lluvia caer, a pesar de que ya era casi de madrugada.

—¿Te pasa mucho?

—No realmente. —Peter hizo una pausa—. Solo cuando tengo pesadillas o cuando recuerdo a mis padres. Me despierto en medio de la noche, no es algo que pueda controlar después.

—¿Tus padres...?

—Mis padres están muertos. —susurró—. Murieron cuando yo era pequeño.

Los padres de Tony también habían muerto años atrás y a pesar de que no se llevaban tan bien (al menos no con su padre, porque su madre era un amor), los extrañaba y le dolía. La soledad que había sentido después de que ellos murieran no era nada agradable.

—Te entiendo —admitió—. Los míos también murieron hace algunos años. No es algo fácil con que lidiar cuando los pierdes a ambos.

Ambos saben lo que es ya no tener a sus padres, ambos saben el dolor que conlleva seguir adelante sin ellos. Tenían eso en común.

El resto de la madrugada lo pasaron hablando, se sorprendió un poco por la comodidad que sintió con Peter. Con el chico podía ser él mismo sin necesidad de fingir ser algo que no era y eso era algo que le encantaba.

Toda la gente pensaba y opinaba muchas cosas de él, pero ninguna se había dado el tiempo de leerlo o entenderlo.

Exceptuando a Peter, quién había aprendido a leerlo desde el primer momento. Más tarde ese mismo día había pensando muchas cosas y el recuerdo de sus padres estaba ahí, con él, pero no de forma dolorosa. Todo lo contrario al de Pepper y Steve.

El miedo a recaer era latente en él, pero entonces, el recuerdo de Peter siendo sincero con él ese mismo día llegó a su mente y Pepper y Steve se esfumaron de su mente en un par de segundos.

Su último pensamiento de la noche fue sobre Peter.

ѕcarѕ | starkerWhere stories live. Discover now