Sonrió al ver el mensaje del castaño.

Su amistad había mejorado bastante, una gran parte era por su insistencia a no dejar que el chico le dejara de hablar.

Ciertamente, mucho tiempo del que tenía lo pasaba pensando en Peter. Algo en Peter le hacía querer descubrir todo de él y por más que había tratado de saciar su curiosidad, esta simplemente aumentaba con cada conversación por mensajes. Y menos bajaría después de pasar la noche de la fiesta con Peter en el jardín viendo las estrellas en aquella propiedad privada de una de las personas que estaba a punto de desenmascarar.

Para Peter: Si tu hablaras más, esto no se sentiría raro.

Peter realmente no hablaba en aquella biblioteca pública cuando estaban leyendo algún libro de poesía o, en su caso, novelas policiales.

Peter no le había mentido, jamás se fijaba en los autores de los libros que tomaba, simplemente absorbía la poesía como si se tratara de cualquier cosa. Una vez le había comentado que tenía algunos poetas favoritos y que le encantaba toda la poesía que leía, pero que realmente no se fijaba en los nombres por otro asunto.

Aún no entendía el por qué.

Peter: Tal vez y comience a hablar un poco más.

Se tomó un té relajante, aún rondaba en su mente la promesa y amenaza latente de todos los corruptos a los que había metido en la cárcel ese día, ni hablar de todo lo que le habían dicho a su cliente, que prácticamente gracias a él todas esas personas ahora estaban presas.

—Iré a la Biblioteca —murmuró en voz alta para que Bruce le escuchara.

El mayor solo asintió y siguió en su trabajo.

Se aflojó la corbata antes de quitársela, no tenía ganas de cambiarse en ese momento, por lo que solo se desharía de la corbata y el saco antes de partir a la Biblioteca, ver a Peter le iba a tranquilizar más.

No por nada lo había tenido en su mente por más de un mes.

No le iba a tomar demasiado tiempo llegar, su...casa, por así decirlo, no estaba demasiado lejos de el centro de New York.

Le alegró saber que la biblioteca esta vez no estaba tan concurrida. Buscó a Peter y sonrió cuando lo encontró. El menor estaba sentado en un sofá con un libro de poesía en las manos.

—Hola. —Peter alzó su vista cuando escuchó que él habló y le sonrió levemente.

Tony pudo notar que los ojos del menor estaban irritados.

—Hola. —Peter susurró bajo.

La voz del chico había sonado sensible, como si hubiera estado llorando o quisiera hacerlo.

—¿Estás bien? —Peter asintió con suavidad.

—Pensé que no vendrías —Peter cambió de tema, cosa que dejó pasar por el momento.

—Me retrasé unos minutos, hace poco salí de un caso importante. —Peter le pasó el libro que había estado leyendo la última vez que habían estado ahí.

ѕcarѕ | starkerWhere stories live. Discover now