Emilia llega justo cuando Gabriel lava los platos, y lo empuja lejos del grifo mientras acomoda el mechón de pelo rubio que se le escapa frente a sus ojos. Se encuentra a sí mismo riéndose de la mirada en su cara y se ríe más fuerte cuando ella pone una toalla a su lado para que él seque sus manos. Toma la indirecta y la deja limpiar la cocina, limpiar el desorden de Liam y de él, y se va a duchar.

Llama a Gastón después de haber terminado la llamada en conferencia de media hora, cuando está vestido con jeans y una remera nueva y está sentado en el sofá y Emilia está limpiando el baño con sus auriculares puestos. El teléfono suena durante mucho tiempo y Gabriel está a punto de colgar, pensando que Gastón debe de estar ocupado, cuando de repente responde. Lo primero que Gabriel puede escuchar es el ruido de la oficina, los teléfonos y las voces.

-¿Gabriel?

-Gastón- respira Gabriel y suena un poco más desesperado de lo que le hubiera gustado. Pero solo escuchar decir a Gastón su nombre, es el tipo de nostalgia más reconfortante que Gabriel ha tenido durante toda la semana y su garganta le duele como si estuviera al borde de las lágrimas.

-Gabi- Gastón dice en voz baja, como si pudiera escuchar la pesadez en la voz de Gabriel- ¿estás bien?

-Mmm- asiente Gabriel -sí, solo... me siento realmente, como, abrumado. ¿puedo verte hoy?

-¿Hoy?- Gastón vacila. -Realmente, yo, lo siento. Estoy ocupado a la hora del almuerzo y la mamá de Stefi viene esta noche. Necesitás avisarme con tiempo, Gabi- su voz sale un poco aguda y Gabriel se estremece.

-Lo siento- murmura, Gastón tiene razón, por supuesto, Gabriel necesita darle más atención. -Simplemente, realmente necesito a alguien con quien hablar ahora mismo.

-Tenés un teléfono lleno de contactos famosos, ¿no podés llamar a uno de ellos?

Los ojos de Gabriel están ardiendo porque conoce este lado de Gastón, lo ha visto en innumerables ocasiones, pero ha visto este lado de Gastón con otras personas. Este lado de Gastón nunca se había dirigido a Gabriel y sinceramente, siempre había esperado que nunca lo fuera pero entiende que Gastón está herido por el desapego que Gabriel ha tenido con él.

-Sí, supongo...

-No puedo imaginar que problemas tenés- murmura Gastón. -¿Destrozaste otro mercedes?

-¡Bueno, lamento haberte molestado!- le grita Gabriel, con la voz ahogada por un sollozo y termina la llamada, lanzando el teléfono contra los cojines del sofá con tanta fuerza que rebota. Presiona el dorso de su muñeca sobre sus ojos, su pecho tiembla mientras trata de contener el flujo de lágrimas que se escapan de sus ojos.

Gabriel resopla frotando sus ojos hasta que su respiración se calma. Finalmente logra encender el televisor y se enrosca alrededor de un cojín, la televisión diurna se difumina antes sus ojos cansados y vidriosos.

Emilia se va con un suave adiós y una mirada cariñosa en sus ojos justo después y Gabriel se calienta un poco de sopa sobrante que encuentra en la nevera. Es la primera vez que no sale del departamento durante el día desde que regreso del hospital, se da cuenta.

Todavía está sentado en el sofá cuando Liam regresa alrededor de las cinco y media, se quita la chaqueta a toda prisa y le sonríe brevemente.

-Será mejor que comencés a prepararte, tenemos que irnos pronto.

-¿No está bien como estoy vestido?- pregunta Gabriel, señalando su remera. La frente de Liam se frunce.

-No, Gabriel, no podés usar eso. Necesito que te vistas. Tratá de elegir un par de pantalones que no estén desgastados de las rodillas.

Olvidé donde estábamos Où les histoires vivent. Découvrez maintenant