"Te subirás a mi motocicleta y nos largaremos de aquí" ordenó el alfa agarrando con firmeza la curvilínea cintura de un caluroso omega.

"¿Quién te crees para mandarme? En tus sueños me iré contig..." Habló Erick enojado frunciendo su ceño, pero el rizado lo interrumpió antes que terminará la frese.

"¿Prefieres que todos se enteren que eres omega y que estas en tu maldito celo?"

"¿Y porque me ayudarías tu maldito idiota?" Dijo empujando su musculoso pecho con uno de sus deditos.

"Porque voy a follarte hasta que recuerdes quien manda aquí" susurró para que nadie lo escuchara pero con firmeza apretando la cintura del ojiverde con algo de fuerza sacándole un pequeño jadeo.

Más miradas curiosas y de confusión se planteaban sobre la ahora muy cercada pareja. Erick se desesperó deseando no ser el centro de atención de todos esos alfas y betas que se encontraban ahí, debía irse o terminaría violado o peor, muerto. Respiró agitado sintiendo su respiración cortarse, sus piernas temblaron y si no fuera por unas fuertes manos que lo sostenían se hubiera caído al sucio suelo.

"Erick está muy drogado lo llevaré a su casa, no correremos hoy, Zabdiel corre está vez y espero que ganes"dijo a su grupo con su voz fuerte levantando el cuerpo de Erick, este ya estaba débil y cegado, por él calor, el placer.

Lo subió a su motocicleta, sonrió sintiendo unas manitas pequeñas apretando la cintura de Joel aferrándose mientras este arrancaba saliendo del callejón con rapidez, por suerte todos estaban suficientemente drogados o borrachos para sentir el dulce aroma de Erick.

•••

El rizado estacionó en frente de su departamento, ayudó a bajar al omega y lo guió con una mano en la espalda baja de este hasta el departamento que se situaba en el tercer piso.

"Joel, esa omega era feisima no te acerques más a ella" murmuró el pequeño una vez en el ascensor rodeando el cuello del alfa con sus delgados brazos haciendo puntitas para ver el rostro de Harry, no estaba en sus cinco sentidos y si lo estuviera probablemente no hubiera dicho eso ¿Pero qué más daba? Su mayor secreto ya lo había descubierto su mayor enemigo, ya nada importaba.

El rizado río blanqueando sus ojos rodeando con sus brazos tatuados la linda cintura de Erick, lo odiaba porque era su competencia, pero ahora lo odiaba por otra razón. "Tu jodido aroma me ha hecho olvidar esa omega y cualquier omega existente" dijo roncamente hundiendo su rostro en el suave cuello, buscando su punto de aroma tomando grandes bocanadas de aire mientras bajaba sus manos al trasero de este, lo impulsó hacía arriba haciendo que Erick rodee la cintura con sus muslos. "Voy a follarte y no me importa si luego me odias por eso"

Y Erick quería, joder que lo hacía, a pesar de estar perdido en su celo una pequeña parte de su juicio aún vivía pero esa parte también quería. Tantos años sufriendo los celos sólo, odiandose por ser lo que es, queriendo ser algo que no es, el quería disfrutar una vez en su maldita vida y estaba dispuesto a enfrentar los problemas que vendrán luego. "Joel, yo ya te odio" río infantilmente mirando sus oscuros ojos para luego juntar sus labios en un pequeño beso sin lengua, que podría haberse profundizado pero el ascensor abrió sus puertas.

Sin soltar al omega salió con prisa, el pequeño se quejaba restregandose contra su cuerpo, el necesitaba estar dentro de él, lo necesitaba tanto. Como pudo abrió la puerta con una mano, entrando y cerrando con una patada para luego caminar hasta su habitación, tirando a Erick en su cama doble, este se sentía tan pequeño en esa enorme cama pero no le importó tanto, no cuando el alfa comenzaba a sacarse la chaqueta junto con su camisa.

Su jodido torso, musculoso y repleto de tatuajes, el pelinegro deseaba pasar su traviesa lengua por cada uno de ellos.

"Desnúdate, Erick" ordenó con su voz gruesa y varonil.

Jodido Aroma. [JOERICK]Where stories live. Discover now