Por primera vez en mucho tiempo, desea que Changmin sea del tipo hablador. Le urge distraerse con algo hasta que el profesor o la profesora llegase, ya que, de lo contrario, le será imposible no mirar hacia donde se encuentran sus viejos conocidos, conocidos que fueron importantes en un pasado y que ahora sólo conseguían amargarlo con su sola presencia. Contrario a sus deseos, Changmin no abre la boca para nada y prepara su material con lentitud, se coloca las gafas y espera.

   —¿Siempre tardan tanto, los profesores?

   Con los dedos temblando, la lengua trabada y siendo un completo manojo de nervios, Jaehyun se las arregla para hablar. Todo sea por aparentar estar bien, para que ninguno de esos dos pudieran si quiera pensar que seguía molesto o que les daba la más mínima importancia. Porque sí lo hacía. Y era, de cierta forma, humillante, ser el único que se quedó atrás.

   —No, no suelen tardar mucho —contesta, con la misma lentitud con la que ha preparado sus cosas—; de hecho, la profesora Park debería estar ya aquí.

   —Ya veo... ¿y... son amables?

   Changmin sonríe y niega con la cabeza. —¡Para nada! No tienen ni un pelo de amables, son viejos, estrictos, y se irritan con cualquier cosa.

   Las horas pasan y Jaehyun pierde de vista a su compañero en cuanto tienen una hora libre. ¿Qué se suponía que debía hacer en ese tiempo? ¿Y por qué nadie le dijo que habían horas vacías entre clases? Mira a su alrededor en busca de algún lugar en el que tranquilizarse, maldice en su mente porque ahora está solo y es vulnerable en ese estado, Jungwoo no dudará en acercarse. Al menos eso es lo que habría hecho hace algunos meses.

   Ha pasado tanto tiempo que no sabe bien con quién va a encontrarse. Si Kim ha cambiado tanto por dentro como lo ha hecho por fuera, puesto que luce más radiante que nunca y ahora sonríe mucho más de lo que sonrió en todos los años que fueron amigos; si este reencuentro significaba tener que escuchar de nuevo las palabras egoístas de él, que solo miraba por sus intereses; Jaehyun no puede decir que sigue conociéndolo tan bien como solía hacerlo.

   Y aún así, con la duda instalada en su cabeza, lo ve caminar hacia él con una confianza poco propia del Jungwoo que solía recordar. Esperaría más que viniera con el rabo entre las piernas y la cabeza gacha.

Pánico. Pánico es la palabra perfecta para describir lo que está sintiendo, quiere esconderse, ir lejos, correr y correr hasta acabar envuelto en los brazos de Johnny hasta que la pesadilla se hubiera acabado.

Entonces lo recuerda; él está bien, él debe deshacerse del miedo que lo ahoga porque no está solo. Tiene a Johnny, y es lo único que lo frena de decir que todo sigue tan mal como hace diez meses, aún si avanza a pasos de tortuga. Él está bien, está bien, está bien porque John se halla con él y porque lo protegerá de cualquier calamidad que intente perturbarlo.

Lo que no sabe es que eso no está para nada bien. Jaehyun no sabe estar solo, teme estarlo, y no tiene idea de cuán mal le hace depender enteramente de una persona que, si bien promete un amor eterno, puede irse en cuanto sienta que ya no tiene lo que busca. Y Johnny no va a abandonarlo, ha llegado para quedarse, pero, ¿es correcto que use su compañía como una excusa para afirmar que está bien?

   La calidez de los abrazos de Johnny que guarda en su interior y lo ayuda cuando algo no va bien es solo autoengaño. Autoengaño que le hace pensar que todo va como debería ir.

   Aunque no sea así.

   Aunque Johnny esté de acuerdo en ser usado.

   —Jaehyun-ah —Jungwoo se dirige a él cuando los separa una distancia mínima—. Jaehyun-ah, ¿cuánto hace que no nos vemos?

   Le molesta el tono en el que le habla. Y el "-ah" que usa, como si aún fueran amigos y nada hubiera pasado.

   —¿Has estado bien? —continúa hablando, obteniendo un simple asentimiento por parte de Jaehyun— Eso es bueno. Nadie tenía noticias de ti, desapareciste por completo.

   Por supuesto. Él no quería tener nada que ver con aquel círculo después del accidente. Pero no desapareció; se aisló esperando que alguno de aquellos amigos, incluso habiéndolo traicionado, lo buscaran, lo sacaran de la miseria. Sin embargo, nadie llegó jamás a salvarlo.

   —Tenía motivos.

   Jungwoo suspira. Sonríe, con lo que parece ser la sinceridad más bruta existente. —A Yuta le gustaría mucho verte. Él–

   —No sé qué intentas con esto, Jungwoo, pero es mejor que te detengas. Es desagradable que, después de todo, hayas tenido la cara de acercarte y hablarme como si lo que ocurrió fuera una broma. ¿Yuta? ¿Ver a Yuta? ¡Estás loco! ¡Yuta me destrozó la puta vida, y tú le ayudaste!

   Es entonces cuando explota, sin marcha atrás.

   Y nota, sorprendido, que no es el único que sigue afectado.

   —¡Tú no eres el único que perdió a alguien! ¡Yuta también sufrió la muerte de quien tenía que ser el amor de su vida! ¿¡Acaso no lo entiendes!?

   —Esa no es una excusa para lo que hiciste, ¡eras mi amigo! ¡y los amigos se apuñalan de frente, con la verdad! —Jaehyun exclama hasta que la garganta le arde y el pecho le quema. No va a llorar, no va a llorar, al menos no delante del de cabellos naranjas.

   Esas palabras le hacen pensar, y es algo que debe admitir. Sabe que no saldrán de su cabeza ni ese día ni los siguientes.

   —T-todos nosotros dependíamos de Yuta para hacer realidad el mismo sueño que tú —susurra, ya no tan confiado—.

   Eso es egoísta. Jungwoo no ha cambiado.

   Se da la vuelta para marcharse, porque las lágrimas no tardarán en aparecer, pero antes de que pueda hacerlo, otra voz lo detiene.

   —Doyoung se enamoró de Yuta. Eso es algo que tú no podías cambiar y debes entender, Jaehyun. No sigas culpándote por algo que se escapa de tu poder.

   Las palabras de Sicheng bastan para provocar un llanto que ninguno de ellos llega a escuchar, ya que corre hacia donde sus pies lo guían para que nadie vea lo débil que sigue siendo.

   Corre, sin aliento, con el corazón en la boca mientras las lágrimas caen y lo dejan seco por dentro. Corre hacia el único consuelo que conoce, hacia el lugar que ha proclamado como suyo, aquel al que sabe que siempre puede ir.

   No quiere pensar en lo que Jungwoo y Sicheng han dicho. No quiere pensar en nada, porque hasta eso le duele y respirar le parece desagradable en estos momentos.

   Dice que odia a esa persona, pero se echa la culpa a él mismo en sus pensamientos.

   Juró que nunca perdonaría a quienes lo traicionaron, aún así rogó al cielo que alguno lo ayudara a levantarse del suelo y dejara de llorar todas las noches.

   Afirma querer a Johnny y sin embargo, se siente como la mierda por no poder borrar rencores, recuerdos y falsas promesas.

   Cuando abre los ojos, habiendo perdido la noción del tiempo, Johnny se encuentra abrazándolo. Tratando de calmarlo con besos en la frente y caricias en el cabello.

   Está en casa.

   —No quiero volver a ir allí nunca.

   Junto a quien dice querer.

   —¿Por qué?

   Pero, si realmente lo quiere...

   —Simplemente no quiero volver.

   ¿Por qué en su interior no deja de llover?





























Hola~ ¿qué tal? espero que hayáis pasado bien las fiestas si las celebráis, y que este año sea un poquito mejor.

A todo esto, Jaehyun tiene muchas cosas que superar aún. Pero que nadie se preocupe, después de la tormenta siempre llega la calma, hehe.

Hasta pronto🌟

sur des rêves et des bisousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora