- Estoy acostumbrada a que los hombres quieran utilizarme a sus antojos, llevo años evitándolo, pero tarde o temprano, supongo que tendría que ceder.

Ella miraba su mano que sin darse cuenta recorría los inmensos bíceps de Hideo y se detuvo abriendo los dedos mientras alzaba la mirada hacia él que tenía los ojos grises repletos de puntitos rojos.

- Ya está.

Ante la atenta mirada de Eiji, Hikaru, Hiro y Dai. Hideo baño a Enma, estaba endurecido y con un dolor increíble, pero se armó de paciencia, respiraba pesadamente.

- Cuando empecé en este mundo, me ofrecieron una entrevista en mi país, ya sabéis Brasil. Era mentira, un hombre intentó abusar de mí, gracias a Dios, un señor escucho mis chillos y me salvó, podría haber entrado y haberme violado también junto a él. Nunca volví a ser la misma, ni a estar sola desde aquello, hasta ayer, confié demasiado, todos sois iguales, no podéis masturbaros y dejarnos en paz.

Hideo la agarró de la barbilla y la miro con los ojos totalmente rojos como el fuego e iluminados haciéndola jadear sorprendida.

- Nosotros, no somos iguales que los demás hombres, tú estás aquí para siempre, nunca te irás. Nos perteneces, seremos los únicos que te tocaremos para el resto de nuestras vidas.

Enma se soltó de su agarre

- Eso lo dices ahora, los hombres sois todos iguales.

Hideo se acercó hasta quedar su rostro a escasos centímetros del suyo, puso un dedo cerca de sus labios y hablo sin apartar sus ojos de los suyos, dejándola ver que lentamente el rojo comenzaba a apagarse quedando un gris suave igual al de sus hermanos.

-Si nosotros te hacemos el amor, será para siempre, éntratelo en esa brillante cabeza.

No hablaron más, la sacó y la puso de pie mirándola, mientras Hiro por detrás la secaba con una toalla y sorprendida vio a Dai sacar un cepillo del pelo precioso de tonos dorados, con un dibujo tallado que iba adornado con preciosas piedras de colores, esteba dentro uno de los cajones de la cómoda, mientras Hideo la sentaba en el tocador y la peinaba haciéndola verse rodeada de cinco titanes a través del espejo. Se quedó dormida cuando Hideo la cogió y la puso en la cama. A pesar de estar aún rodeada por los cinco. Mientras la bañaba Hideo, Hiro fue a hacer la cama junto a Hikaru, pero nada más escucharla confesar el intento de violación que había sufrido se volvieron al baño. Ahora ante una Enma dormida hablaron en susurros tan bajos que solo eran perceptibles para el oído de un cambiante.

-¿Quién intento violar a nuestra compañera?

Hiro furioso hablo entre dientes sintiendo una llama salir de sus labios.

-Lo vamos a deshacer, lo voy a matar, que localicen a ese hijo de puta los cambiantes de Brasil, llamar a los leopardos, que muevan los hilos.

Dai comenzó a mutar, pero Hiro le agarro de un hombro.

- Cálmate, como abra los ojos, no querrás que te vea así, los leopardos no trabajaran por nada material, querrán algún favor tarde o temprano.

Los gruñidos intensos de sus hermanos le hicieron suspirar y aceptar con la cabeza, cogió un teléfono y se movió lejos de Enma, junto a la puerta del dormitorio. Hideo se tumbó junto a ella pasándole el pelo por detrás de la oreja mientras ella sonreía de medio lado acurrucándose, recorrió su cadera con las yemas de los dedos, escuchándola suspirar.

-Tan bella, tenemos que hacerle coger peso, tiene que prepararse para llevar grandes cachorros dragones en su vientre.

Él hablo en murmullos que ella no podía percibir, pero sus hermanos si, acaricio desde su brazo hasta sus preciosas nalgas y de la nada ella exhalo un suspiro tan intenso que les hizo morderse los labios a los cinco hermanos, su piel se puso tensa ante sus caricias y una sonrisa ilumino de nuevo su hermoso rostro.

-Quiero que la tengamos ya, parece el material más precioso, como seda caliente.

Él apretó suavemente una de sus nalgas y ella abrió los ojos azules agua marina más hermosos que hubieran visto sobre la tierra y los miró a todos sonriendo con los ojos medio abiertos.

Sumisa de cinco dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora