Capítulo Único

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¡Feliz navidad! Espero la hayan pasado bonito.

Por motivo de estas fechas tan especiales, traigo una pequeñita historia (otra jajaja) dedicada a esta parejita... 

 Desconozco como se celebraba la navidad en aquellos tiempos allá en China (o en la corriente de la serie en sí) así que lo manejé brevemente, tomándolo sólo como noche buena.

Espero les guste, y disculpen de antemano por los posibles errores y/o incoherencias.

(La imagen de portada, aunque no se relaciona mucho con el contenido de la historia, pertenece a pnm_ss vía twitter)

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Jiang Cheng no se detuvo por el frío, o el cansancio luego de un día ajetreado a pesar de la fecha, y continúo ascendiendo por la colina hasta ubicarse en la cima. El cielo estaba oscuro, no podía encontrar la luna y las poquitas estrellas brillaban como si sintieran vergüenza, y Jiang Cheng obtuvo un poco de luz cuando encendió su globo de los deseos...

El Muelle de Loto era un lugar lleno de ricas tradiciones, y en una festividad tan importante como la Noche Buena estas no podían pasar por alto.

A pesar de las perdidas, de la ausencia de sus padres y su hermana, Jiang Cheng seguía adelante con las tradiciones, dando el ejemplo como el líder de la secta. Pero dolía... El tiempo lo estaba ayudando a sanar todavía, no era cosa de un día para otro después de todo, y aún había cuestiones que desgarraban su corazón.

Podía recordar claramente los momentos con su familia en esas fechas, no quería olvidarlos porque era lo único que le quedaba de ellos. Recordaba las cenas con abundante y deliciosa comida que sólo se servía en la mesa en esa época del año, las charlas diversas, las risas que de vez en cuando se escuchaban... Sí, su familia no fue la mejor, tuvieron defectos como cualquier otra, pero para Jiang Cheng nada era más importante que estar unidos.

Y ahora, no tenía a nadie. Jiang Cheng era un adulto solitario que vivía sobreprotegiendo a su sobrino (su única familia, pero que no podía tener siempre a su lado) y de cierta forma deseaba que eso cambiara.

Enfocado en el globo encendido, de papel sencillo y no muy grande, Jiang Cheng cerró los ojos y se perdió en sus memorias. Cada año, desde que se quedó solo, hacía lo mismo... Lanzaba un globo de los deseos no sólo para continuar con la tradición de adornar el cielo con luces sino también en honor a sus familiares fallecidos.

Se mantuvo en la misma posición por un rato largo, el globo seguía en sus manos a la espera de ser liberado, y las imágenes de su memoria (recuerdos buenos, otros que si deseaba olvidar para siempre) comenzaron a afectarle. Jiang Cheng no quería llorar más, había sido suficiente, pero las sacudidas de su cuerpo, con el llanto amenazando con salir, parecían ser más fuertes ahora...

Entonces, en una casualidad demasiado acertada, un toque suave en sus brazos detuvo su temblor. Por un instante se sintió desorientado, básicamente al estar sumergido en sucesos del pasado, pero al identificar el tacto se relajó. No se preguntó nada, su mente poco a poco fue guardando cada recuerdo, hasta que estuvo prácticamente en blanco y más estable.

Pocos minutos pasaron y las manos en sus brazos viajaron lentamente para tomar las suyas, sosteniendo ahora ambos el globo de los deseos. El contacto era cálido y reconfortante y además Jiang Cheng sentía a sus espaldas el latido constante y tranquilo de cierto corazón que, en pocas palabras, le pertenecía. Aún mantenía los ojos cerrados, no había necesidad de voltearse a mirar para descubrir quien lo había encontrado en esa ubicación tan escondida, y fue así que una pequeña sonrisa (de alegría, de paz, de consuelo) se dibujó en sus labios.

-Pide un deseo, A-Cheng.-

El susurro en su oreja le produjo un escalofrío agradable, un efecto que sólo Lan Xichen generaba en él, y lo pensó con cuidado...

Y pocos segundos después el globo fue liberado al fin, una vez los deseos fueron dichos para sí mismos, tomando altura rápidamente y alejándose con ayuda del viento de la noche.

Las manos continuaban sosteniendo las suyas, su posición era la misma todavía, hasta que Jiang Cheng abrió los ojos y se dio la vuelta...

Xichen lo miraba con sus obres avellanadas, gentiles y dulces, acompañados de una sonrisa amorosa que más de una vez le había regalado. Entonces, las manos de este se abrazaron a su cintura y Jiang Cheng se sostuvo del pecho frente a él recostándose del hombro después. La tranquilidad seguía manifestándose por todo su ser y se permitió soltar un suspiro de alivio.

El líder de la secta Lan, su Lan Huan, no sólo aparecía en el momento más indicado (y de maneras que Jiang Cheng se cuestionaba más de una vez) sino que sabía como ningún otro brindarle paz, su amor tan puro y sincero, cuando su corazón más lo necesitaba.

Jiang Cheng perdió mucho en el pasado, habían heridas que seguían sanado con lentitud, pero en su presente había ganado también y sabía que, en su futuro, seguiría manteniendo lo que obtuvo: el amor de Lan Xichen.

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Notas Finales: ¡Gracias por leer!

Si te gustó, ¡Házmelo saber!

Hasta pronto~



  

Globo de los DeseosWhere stories live. Discover now