Capítulo Único

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La castaña observa a su padre con una expresión de completa seriedad. El pedido realizado segundos antes continúa haciendo eco en su infantil mente y la idea de jugar una broma pequeña donde no es la culpable realmente es lo que termina por convencerla. ¿Cómo negarle algo al rubio, para empezar? Ni siquiera Greta, quien domina las artes de la manipulación en ambos padres, ha podido arreglárselas para contrarrestar la demoníaca manera de ser del futuro consorte.

—¿Solo tengo que decirle eso?—pregunta ella, casi incrédula

Lord von Bielefeld le había convencido ni bien terminaba de explicarle el plan que tenía, pero, ¿era realmente algo tan simple? ¿Qué es lo que no le estaba contando aquí? Entregarle esas cosas a Yuuri no sonaba tan loco como habría esperado.

Habían hecho bromas mejores en los últimos dos años.

—Solo eso—afirma el mayor, seguro, y le sonríe de ese modo en que sabe convence masas.

¿Quién era el único que creía que el rubio no sabía del poder que su sonrisa le daba?

Como si fuese tan despistado como su prometido...

Sin embargo era mejor si él fingía no saber nada de nada.

—Bien. Lo haré—promete su hija, igualmente decidida

El rubio le dedicó otra gran sonrisa al saber que contaba con su fiel aliada, y dio rienda suelta al siguiente paso de su idea no muy bien planteada.

Unos días atrás había ocurrido un peculiar accidente mientras que la pareja real ingresaba al baño del Maou. De manera inesperada el agua terminó engullendo al rey ni bien éste terminaba de meter un pie dentro, y, siendo que Wolfram ya conocía sus andadas cada que esto pasaba, se lanzó junto con él sin dejar pasar la oportunidad.

Fue allí que ocurrió.

Miró una que otra película junto a Jenifer y la idea vino a su mente.

¿Qué podía salir mal?

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El padre de la joven princesa tomó los objetos que ésta le entregaba con una expresión por demás confusa. Ella parecía especialmente seria. Nunca iría tan lejos como para decir que su hija era descuidada.... Pero no es como que Greta fuese una niña precisamente arreglada. Esa era toda su culpa, y una historia para otra ocasión. Así que verla enfundada de manera casi perfecta en su vestido arreglado a consciencia era un hecho histórico. El Maou había estado tentado en preguntar a qué se debía su llamado —siendo que Dorcas llegó por él hasta las caballerizas luego de que Greta le dijese que fuese por él, raro siendo que ella fue quien le pidió ir allí para empezar—. Allí había gato encerrado, y viéndola así de enfrascada en su tarea ya se estaba imaginando quién era la mente criminal detrás del juego que se estaba montando.

—Greta...—comienza, a la vez que mira mejor la caja plástica en sus manos con un poco más de consciencia.

Se siente más confundido que antes al reconocer el dichoso aparato.

¿Cómo demonios se las había arreglado su hija para darle una grabadora de la tierra y para qué quería una libreta de notas si no tenía con qué carajo anotar?

—¿Qué hacemos enfrente del despacho? ¿No se suponía que querías ir a cabalgar?

Evidentemente no puede atacar para sacarle las respuestas que realmente quiere ahora, por lo que ha optado por ir con calma.

Ése quizá fue su error.

Su hija mantiene una actitud más bien estoica cuando responde, a la par que pone una mano en la perilla:

OS. Una broma no muy original {KKM!}Where stories live. Discover now