21.-Un poco sobre aquella noche.

Start from the beginning
                                    

Arthur la miraba intrigado.

-¿Pero que tenía esa mujer que le hacía tan especial? -preguntó, confuso.

Leyla sonrió satisfecha por haber captado tanto su atención, y alzó la cabeza, altiva.

-Era tan especial, porque ella poseía algo que nadie más poseía.- aseguró-. Algo que hizo que tantos magos negros llegaran a desaparecer. Conocía una runa con la que había nacido grabada en su piel.

-La runa blanca.- asintió Timmy, conocedor de la historia-. Solo hay una persona a la vez en el mundo que pueda llegar a conocerla, y esa era Penélope. En mi opinión, fue una medida demasiado drástica para acabar con la guerra, porque dejó la magia negra tan debilitada que los silenciosos casi desaparecen de la faz del globo.

-Medidas desesperadas para tiempos desesperados, supongo. -comentó Doyle-. Pero la magia negra y la magia blanca tienden a equilibrarse, y una no puede existir sin la otra. Eso fue lo que acabó con la vida de Penélope.

-Sí, se sacrificó para llevar a los magos blancos a la victoria. -dijo Leyla suspirando.

-Algo que no habría hecho falta si los magos blancos y los magos negros no se hubieran puesto a discutir en un principio. -aseguró Emma, sacudiendo la cabeza. Todos se volvieron a mirarla, sorprendidos.

-¿Cuándo has llegado? -preguntó Oteo, impresionado.

Emma les miró asombrada, ¿de verdad no se habían dado cuenta de que estaba ahí?

-Llegué hace un momento .-respondió, encogiéndose de hombros.

-Pues creo que ninguno de nosotros lo había notado. -contestó Adrián sin embargo, frunciendo el ceño segundos antes de echarse a reír-. Con esa habilidad podrías robar un banco, pero avísame cuando lo hagas.

Emma sonrió.

-No creo, porque prefiero llevarme todos los beneficios. Además, me retrasarías y correría el riesgo de delatarme. -respondió, negando con la cabeza. Pero en ese momento algo les sacó de la conversación.

-Hola, chicos, ¿qué tal? -preguntó una repentina voz tras ellos, proveniente de unos cabellos rizados color caoba. Jessica les observaba sonriente, apoyando sus manos sobre el respaldo del sofá.

-¿Ves? Así es como se supone que hay que hacerlo. -explicó Timmy, riendo, volviéndose hacia la chica.

-¿Hacer el qué? -preguntó esta, a lo que el rubio negó, divertido. La chica se encogió de hombros-. Venía a recogeros para bajar al comedor. Están repartiendo tazas de chocolate y café caliente con bizcochos, y supuse que no os lo querríais perder.

Leyla se frotó las manos, visiblemente interesada, con los ojos iluminados.

-Supusiste bien. -afirmó, asintiendo energéticamente-. Vamos, todos arriba, que todavía nos quedamos sin ellos.

Emma miró a Vanesa, quien parecía excesivamente relajada.

-Me pregunto que pasaría si se interesara en otras cosas tanto como en la comida. -susurró.

Vanesa sonrió ampliamente.

-Calla, que tú eres igual.

Emma se encogió de hombros.

-Quizá, pero yo no lo digo en voz alta. -respondió, guiñándole un ojo.

Haciendo la inmensa pero rápida cola del comedor para catar algo de chocolate caliente, Emma le vio. Estaba de pie una mesa más allá, hablando con otros dos chicos, despreocupado y tranquilo como siempre se mostraba. Pero se notaba más casual. Era probablemente la primera vez en todo el tiempo que le conocía que a Emma le parecía una persona normal, que no se presentaba como el chico misterioso y sobrecogedor que en realidad era. Cuando, por casualidad, el moreno alzó la vista hacia donde se hallaba de pie ella, sus miradas se encontraron. Emma le saludó con la cabeza, y se acercó mientras esperaba a que sus amigos terminaran de pedir.

Emma: La calma precede la tormenta.Where stories live. Discover now