Los ojos color whiskey de Tony gravados en su mente por el resto de el día.

Más tarde, llegó a su departamento.

Porque sí, vivía solo. May estaba viviendo en Queens, no había querido que ella se mudara con él a New York, porque no quería que ella se preocupara demasiado. Le había costado bastante, pero había logrado convencerla tres años atrás de que podía cuidarse solo y, por lo tanto, vivir solo.

Pronto se encontró recordando los sucesos del día anterior. No entendía que hacía el abogado más famoso del país en una simple biblioteca pública, cuando podía tener toda la colección de libros que quisiera.

«Quizás se siente solo» pensó, así como no era secreto que Tony Stark era un excelente abogado, tampoco era secreto que estaba soltero porque por lo visto no podía mantener una relación.

Su última pareja había sido Pepper Potts, otra abogada que, desde su punto de vista, también era muy buena.

La mirada que Tony le había dado llegó a su mente.

Era de dominio público que el Abogado era bisexual, se había sorprendido bastante cuando el mayor lo había confesado sin ningún tipo de preocupación, pero la verdad es que mucha gente lo había aceptado cuando el había demostrado que tener gustos diferentes no hacía que fuera menos talentoso y bueno en lo que hacía.

La pantalla de su iPhone se iluminó, había un mensaje de Michelle en la pestaña. Un mensaje que no iba a contestar en ese momentos.

Lástima que la chica dejó de insistir con mensajes y pasó a las llamadas.

—¿Qué quieres? —interrogó fastidiado, sabiendo la respuesta.

—Buenas noches para ti también, Parker —rodó los ojos ante el tono de la chica—. Ponte decente que iremos a una fiesta.

—Michelle, no iré a...

—Paso en veinte minutos, Pet. Espero que estés listo. —dejó su iPhone en la cama cuando ella le colgó, debatiéndose en si dejarla plantada o no.

Luego decidió que no, porque aunque Michelle siempre jugara sucio cuando se trataba de salidas, él no era así. También amaba su integridad y, a pesar de todo, quería conservarla.

Veinte minutos después, se encontró a sí mismo listo para salir. No creía que fuera una buena idea ir a una fiesta, pero de todos modos acompañaría a la morena, ya que la mayoría de las veces ella lo buscaba porque no quería ir sola.

Bajó las escaleras, vivía en el piso número cinco, que era el último. Por suerte para él, todo el piso era uno solo y no tenía que convivir con vecinos, todo lo contrario a las demás personas que vivían allí mismo en los pisos de abajo.

Vio el auto de MJ y no dudó en subirse cuando ella se detuvo.

Lo cierto es que vivía bastante alejado de la propia ciudad de New York, cosa le agradaba de sobremanera, las fiestas y el ruido no eran lo suyo.

—¿Dónde es la fiesta? —preguntó, ella llevaba jeans negros, una blusa de vestir azul marino, con zapatillas del mismo color, su cabello estaba recogido en una media coleta.

ѕcarѕ | starkerWhere stories live. Discover now