La paz de verte dormir

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Una vez, hace no mucho tiempo, leyó una historia sobre relaciones en las que uno era siempre jardinero y el otro la flor a la que cuidar. Al conocer la historia la gente tiende a ponerse del lado del jardinero por entender que es el que más da en la relación, el que cuida, protege y alimenta. Pocos piensan que a veces si se riega demasiado a la flor esta puede ahogarse, o sentirse presionada por las expectativas del jardinero de crecer y embellecer su mundo.

Luis tiene la audacia de reírse.

- Mal, la verdad

Aitana no lo puede evitar y ríe con él.

No son perfectos.

Ni falta que les hace.

La bandera de los imperfectos y todo eso.

- Nuestro representante me odia.

Armand tiene un par de amagos de infarto al mes con las declaraciones de Luis.

Y él es un hombre inteligente, que sabe que, en algún momento, esa forma de decir las cosas le costará algún disgusto.

Alguno más de los que ya le ha costado. De momento su talento excede con creces la incomodidad que provoca en algunos.

Intuye que en algún momento llegará alguien con un talento similar al suyo y un carácter más fácil de tolerar. Y entonces los estadios se convertirán en pequeños teatros y después en salas de fiestas. Está preparado.

Pero se niega a aceptar que eso mismo será igual para su vida amorosa. Que tendrá que pasar de un amor épico, a sexo sin amor, y acabar conformándose con un matrimonio vacío.

Aitana se vuelve a sentar en la cama y el albornoz se cae dejando al aire una pierna larga y pálida y Luis tiene el repentino antojo de fumar un pitillo para tener algo que hacer con las manos que no sea acariciarla.

Pero sus pitillos de emergencia, como llama al paquete semanal que se ha dado permiso a fumar, están en su hotel, a un par de kilómetros de allí.

Se pregunta si después de lo que acaban de compartir bajo la lluvia vuelve a tener permiso para tocarla sin avisar.

De alguna forma, mientras hablan del sexo que han mantenido con otras personas, no le parece apropiado tocarla.

- Nuestro representante me odia a mi también- confiesa ella apoyándose en el cabecero de la cama – sobre todo desde que he decidido hacer algo escandaloso como pensar por mi misma. Dice que si no fuese porque ya no estamos juntos creería que eres una mala influencia para mí.

Vuelven a cruzar las miradas, incómodos. E ahí la verdad. Ya no están juntos. Por el hecho de acabar de echar un polvo no están juntos. El sexo no elimina los problemas que tenían. No es una garantía de que todo aquello que no sea físico pueda funcionar entre ellos.

- No se imagina que eres una influencia para mi de todas formas- continúa con una sonrisa para borrar la incomodidad del momento- solo que no necesariamente mala.

Sin mediar palabra se dan la mano por encima de la cama. Luis observa sus manos unidas y traga saliva antes de volver a hablar.

- La semana pasada en Buenos Aires, cuando me dijiste que me llamarías...

- Lo hice porque pensé que estaba preparada para volver a intentarlo- confirma Aitana- pero no estoy segura si estaba con un subidón por que acababa de verte después de tanto tiempo.

La euforia es mala consejera.

- ¿Por qué creías que estabas preparada? ¿qué ha cambiado desde hace un año?

Si no tardas muchoWhere stories live. Discover now