Capítulo 17. Imbécil

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—Milla—apretó sus labios—, sabes que podría ser cierto lo que dice Milly.

—Lo sé—afirmé inexpresiva, incapaz de desenmascarar mis reales sentimientos sobre esa cruda verdad. —Desde el inicio sabía que Iker era un mujeriego y no es como si él me lo había ocultado. — Hice una pausa. —Pero la verdad es que esta situación es una mierda—bufé de repente. —Trabajamos juntos, no puede ignorarme así, y mucho más sabiendo que...—me detuve cuando una risita apareció en mi rostro.

—¿Sabiendo qué?— cuestionó Irina mientras me miró escéptica.

—Mira— me acomodé en mi asiento— Lunes, cuando llegué al trabajo y noté la forma en cuál me trataba, decidí enfadarlo porque se suponía que no iba a tolerar ninguna broma, así que...— una carcajada salió de mi boca— mezclé todos los papeles que necesitaba para el día siguiente.

—¿A cuántos decibelios llegó su grito?— se burló Irina.

—No dijo absolutamente nada—, ella parpadeó. — Martes le preparé el café con agua del baño, un montón de azúcar y pimienta. Miércoles creo que descubrió que los correos que recibía eran de unos gays y jueves...bueno...dejé por error mis bragas en su baño.—volví a cubrirme la cara con las manos.

—¡Milla!—exclamaron las dos al mismo tiempo.

—¿Sabes qué hizo? ¡Nada!

—Una pregunta— me miró Irina. —¿Follaron en mi despacho?

—¡Eres una...!—me interrumpió.

—¿Sí o no? No quiero poner mis manos donde una vez fueron sus bolas— se rió.

—No, no hemos follado en tu despacho aún.

—¿Aún?— me miró Milly de manera divertida y luego dirigió su atención al teléfono. —Un momento, es nuestra madre— se disculpó mientras se levantó y caminó hacia la salida para atender la llamada.

—Milla—mi amiga me miró seria—¿Qué es lo que realmente sientes por Iker?

Me congelé. ¿A qué venía esa pregunta y por qué no sabía qué decirle?

—No me enamoré de él si esto es lo que te preocupa— repliqué pensando que era la mejor respuesta que podría dársela. —Pero... Me sentí muy mal cuando en la mañana escogí ser acompañado por Carina al evento.

—¿Qué evento?— frunció el ceño.

—Una junta con todos los accionistas— me encogí de hombros. — De lo que había entendido habrá mucha gente importante y esto les dará chance a conocer más posibles socios.

—¿Y tú no vas?

—Si voy, pero con Emir.

—Perfecto— aplaudió—Le vamos a dar justo en el puto orgullo a Sinclair— sonrió maquiavélicamente. —Por lo que me habías contado, Iker se pone celoso cuando estás con Emir.

—A mí no me importa darle cel...—se me quedó el aliento atravesado en la garganta.

Era él, vestido con ese maldito traje azul oscuro que lo hacía irresistible. Me di la vuelta mientras sentía que toda la sangre se me había subido a la cabeza.

—¿Qué te pasa? Parece que hubieras visto un fantasma—dijo Irina extendiendo la mano por encima de la mesa para tocarme el brazo.

—Tu jefe— murmuré.

—¿Iker aquí a esta hora?— miró el reloj—Este hombre trabaja sin descanso, ¿qué hace aquí?

—No, no. Me importa muy poco lo que hace aquí.— fruncí el ceño mientras volví a mirarlo. —¿Quién demonios es esa morena y desde cuánto Iker es tan caballeroso?— Me sorprendí en cuanto noté la forma tan educada en cuál trataba a esa mujer.

Te conozco x los zapatos ©®  Where stories live. Discover now