Capítulo Treinta y Ocho

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—Amar conlleva a sufrimiento, es una de sus facetas —digo, Eva enarca sus cejas con sorpresa—. ¿Sufres amando a Elliot?

— ¿Dexter te ha hecho algo?

—No, pero es inevitable. Amar conlleva felicidad y dolor, es un equilibrio. Les, amaste a Arthur y fuiste feliz, también sufriste. Amamos a mamá, felicidad y tristeza conllevo a hacerlo. El dolor es inevitable, es solo que a veces no sabemos cómo vivir con ello.

—Elanese, ¿Qué sucede? —Más que una pregunta, Eva exige saber.

Tomo mi taza de chocolate, ahora bastante frío, y doy un pequeño sorbo retrasando el que tenga que hablar. Al final, termino por encogerme de hombros.

—Nada, Dexter y yo nos estamos tomando un poco de espacio, de esa manera podemos ordenar nuestras cabezas y él concentrarse en conseguir obtener la custodia de Skylie —Tomo ese atajo—. No han sido días precisamente risueños para mí, supongo que solo tengo un bajón.

—Pero tú eres todas sonrisas.

—No siempre soy feliz, Eva. A veces solo finjo muy bien —respondo a la defensiva, eso la toma por sorpresa. Suspiro—. Lo siento, solo como dije, no estoy teniendo buenos días.

—Te ves agotada —Leslie estira su mano y toma la mía—; sabes que siempre estaremos para ti, para lo que sea, Ela.

—Lo sé, gracias —Aprieto su mano y luego la retiro—. Estoy bien, solo es un bajón.

No están convencidas de mi respuesta, Eva presiona un poco más, pero termina por dejarlo cuando nota que solo me pongo más inquieta. Intentan reintegrarme a la conversación sobre la boda de Eva y trato de corresponder tanto como puedo. Para cuando terminamos, vuelvo al trabajo con dolor de cabeza y la angustia todavía en mi pecho.

Fabricia ha contactado a Kora y todo parece ir...Bien. Kora dirá que sí a cualquier cosa que represente ingresos monetarios, incluso si consta de prostituir a una chica. Fabricia aún no tiene contacto con Barack y mucho menos con Miranda Miller; estoy ansiosa y preocupada, aunque Barack no sea un mafioso o algo tan turbio como asesinatos, es un hombre de mucho poder y alcance, no quiero saber hasta dónde está dispuesto a llegar si nos descubre.

El plan es bueno, tan sencillo como entrar y obtener pruebas de que Miranda no es apta para obtener la custodia de Skylie, suena fácil, pero no lo es. Se arriesga tanto en una jugada que parece tan simple. Para distraerme, debido a que he acabado mi trabajo, una vez más navego por las escuelas, institutos y universidades. Una vez más trato de hacer que los planes de pago se adapten a mi presupuesto, y una vez termino frustrada cuando las cuentas no dan.

¿Qué va a ser de mi vida? Me siento desorientada, en una carretera incierta sin saber qué rumbo seguir. Es terrible estar en este punto en el que no sabes qué harás con tu vida, tu futuro, cuando no tienes ni idea de cómo construir y vivir el presente.

— ¿Qué sucede conmigo? —susurro y tengo ganas de llorar—. ¿Por qué no puedo tener mi vida clara cómo mis hermanas?

Estoy demasiado abrumada por todo, quiero acurrucarme, cerrar los ojos y despertar con ideas claras, sin problemas y mucha tranquilidad, pero sé que no es posible. Que los problemas no desaparecen por si solos, que solo yo puedo trazar el camino hacia mi futuro y que no puedo darle la espalda a lo que sucede, debo superarlo.

—Respira hondo, Ela. Fabricia y todos estaremos bien. Tú encontrarás tu camino, quizá ni siquiera es la escuela, tal vez solo lo estoy forzando. No cedas a la presión, puedes con esto y mucho más. Positiva, se positiva.

Cierro las páginas de las escuelas y abro un documento Word en blanco, en el escribo: ¿Qué es lo que quiero? ¿Cuál es mi talento? En internet navego encontrándome con experiencias de personas que al igual que yo aman la historia y que la estudiaron a través de libros, viajes, visitas; también descubro que hay otros aspectos que no había pensado y los cuales me gustan, posibilidades que simplemente había descartado o ni siquiera las había pensado.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4) Disponible en libreríasWhere stories live. Discover now