Capítulo 15. Tensión extrema

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—¿Quieres que te lleve a la casa?— se ofreció Emir de inmediato.

«¿Quieres que te saque los dientes?»

—No, ya me siento mejor de todos modos— agarró mis manos y las alejo de ella. —¿Algún cambio en su agenda?— me miró atentamente.

—No— contesté mientras le hice señal a mi amigo a entrar en mi despacho—, mejor vete a la casa a descansar.

—¿Podrás manejarlo todo solo?— arqueó una ceja.

—Vete antes de que cambie de opinión— gruñí entre dientes.

—Sabes, no te mataría ser un poco más amable— se encogió de hombros. —De todos modos, con dejarme ir a la casa has superado el nivel de amabilidad que tenías planeado para mostrar durante este año.

—Soy muy amable— fruncí el ceño y ella sonrió. —Si tú fueras un poco más educada conmigo y me obedeces las reglas, todo estaría mejor.

—Ni una mierda te obedeceré algo que tú me estás pidiendo con tanta superioridad.

—¿A sí?— me acerqué a ella susurrándole al oído. —La próxima vez esa boca ya no se salva.

—¡Ah!— sacó un gemido sorprendido y ahogado.

Se mofó y luego se encaminó hacia su despacho . Sacudí la cabeza y me volví hacia el mío, cerrando la puerta detrás de mí.

—Eres tan patético, Iker.— gruñó Emir.

—Como si tú fueras mejor.

—Te gusta Milla.— soltó de repente y me detuve, empezando a reír. — Y esta es exactamente la reacción que esperaba ver.

—¡Dios, no!— negué con la cabeza, aún riéndome de su oscuridad mientras y tomé siento en mi silla.

—Soy tu amigo, tu único amigo y me estás mintiendo.— dijo.

—Buen argumento, pero no te estoy mintiendo. No hay absolutamente nada entre la señorita Flow y yo.— dije y él me atravesó con la mirada.

—¿Cómo van las cosas con tu familia?— Se acomodó en su silla.

—De mal en peor.

—¿Tu padre está peor?

—La enfermedad avanzó más rápido de lo que lo habíamos planeado.— suspiré largo pensando en él. —Mi madre me contó que...— me interrumpió.

—¿Tu madrastra? ¿No has visitado aún a tu padre? su tono era severo.

—No pienso hacerlo. Enfermo o no, me jode la vida.

—Iker...

—Mi decisión está tomada.

—¿Y Antonetta?— preguntó y sentí un grave disgusto.

—Sigue negándose— la miré a los ojos—A veces creo que nunca lo hará...— me quedé estupefacto cuando la puerta de mi oficina se abrió.

—Tenemos que hablar ahora mismo— la escuché decir y mi cuerpo empezó a ponerse furioso. —Emir, salte de aquí. Ahora.— añadió Antonella, fijándome con la mirada.

—Opino que es mejor que te salgas tú y, como soy el jefe, te ordeno a que te largues.— escupí enfurecido, levantándome de golpe de la silla.

—¿Tan enojado estás?— preguntó mientras que Emir se levantó también y se dirigió hacia la puerta.

—Disgustado— repliqué.

—Iker, vuelvo después.— me dijo Emir. —Adiós, Antonella.— la saludó antes de salir por la puerta.

Te conozco x los zapatos ©®  Where stories live. Discover now