Único

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Sal era diferente.

Larry sabía eso más que nadie en el mundo. Después de tanto tiempo cazando fantasmas, descubriendo los secretos de la asquerosa bolognia de la cafetería y conociendo los  únicos y diferentes rasgos en la personalidad de Sal, lo había confirmado. Sal era diferente a todo y a todos.

Y eso estaba bien.

Entonces Sal se convirtió en algo único.

Larry no conocía a nadie que usara una prótesis fácil. No conocía a nadie que cazara fantasmas, que resolviera asesinatos con apenas quince años y una estatura de un metro con cincuenta y siete. Lo cual era una pequeñeza a su lado. Tampoco conocía a nadie que pudiera entrar a la casa de la cocinera de la cafetería y que pudiera ver piel humana llena de rastros de sangre y solo comentar un seco e indiferente "ellos no tienen huesos". Mucho menos conocía a alguien que pudiera rescatar a su crush de un macabro laberinto oculto bajo el edificio donde vivían, y donde se habían hecho, por lo visto, miles de rituales satánicos o cosas del otro mundo.

Pero lo más importante; Larry no conocía nadie que hubiese podido resolver el misterio de la desaparición de su padre y estado allí, secando sus lágrimas con las mangas de su camisa negra cuando al final descubrió que a fin de cuentas, su padre sí lo había abandonado.

Larry no conocía a nadie como Sal, y eso estaba bien.

Pero entonces, Sal se convirtió en una excepción.

Larry no tenia a nadie en el mundo, excepto a Sal.

No había nadie que entendiera sus problemas familiares, excepto Sal.

No había nadie que pudiera consolarlo y calmarle, excepto Sal.

No había nadie que pudiera abrazarlo hasta hacerle sentir avispas en el estómago, excepto Sal.

No había ningún chico en el mundo que le gustara, excepto Sal.

Y ese fue el problema.

Larry no era gay, por supuesto que no. Él recuerda haber tenido bastantes pretendientes mujeres, atraídas por lo sombría que podía parecer su alma y el hecho de que entre los otros varones, resaltada tanto. Había tenido tonelada de chicas detrás, atraídas por esa aura diferente y ese aire de chico malo. Había tenido muchas chicas detrás,

Aunque ninguna novia.

Pero él sabía que no le gustaban los chicos, porque la mayoría de chicos eran estúpidos y eran la copia de la copia de la copia. Y las chicas eran insoportables, demasiado interesadas en su propio físico y desesperadas por aceptación social como para notar que sus personalidades eran un asco.

A los chicos les gustaba el fútbol, la música estúpida y repetitiva sin ningún significado, ser bruscos y molestos como la mierda y Larry odiaba eso. A él le gustaba el metal, la musica que movía las paredes de su cuarto y hacia que agitara su cabeza, las cosas oscuras y sombrías, paranormales, y lo bonitas que podían ser las pequeñas risas de Sal cuando se contaban anécdotas o simplemente se miraban por mucho tiempo a la cara. Y lo bonito de sus ojos. Y lo bonito de su pelo. Y...

Oh no.

Entonces Larry recurrió a internet, a cualquier pagina estupida que apareciera frente a sus ojos, desesperado por buscar ayuda. Incluso, cayendo tan bajo como para hablar indirectamente con su madre con cosas como "a un compañero de la escuela le gusta otro chico" y buscar opiniones ajenas, buscar ayuda donde no la había.

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