Capítulo 12. Ojo x ojo

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«Fanfarrón de mierda, capullo del siglo, gilipollas, cara de culo...»

—Ojalá te duelan los huevos en el día de tu boda— maldecí cuando entré en mi oficina dando un portazo—, que se te cruzan tres hombres y te violen, que caigas un hocico y te quedes sin pene. — seguí mientras me senté en mi silla y empecé a escribirle un email a Irina.

Asunto: MUJERIEGO COMEMIERDA CON AIRES DE DIVAS. DÍA CINCO DE LA SERIE INFIERNO AL LADO DE SINCLAIR.

Texto: ¡Ya no soporto a este mujeriego de quinta! Te juro que si me dice algo más, una jodida palabra más, me olvido que es mi jefe y le rompo la cabeza... Las dos. ¡¡¡¡Es un egocéntrico, creído, narcisista de mierda con polla chiquita!!!! Lo único que espero es que un día se le caiga o que se la coman los perros.
No hay palabras que describan lo que este imbécil provoca en mí.
Todavía no acepto que me dejé follar por este amargado, insolente, deficiente.
¿Dónde tuve la cabeza? ¿dondeeee?
Lo odio. Lo detesto.
No sabes cómo espero que pasen estos días para gritarle en la cara que me largo y que pueda besar mi trasero. ¡Jodido, inmaduro, prepotente! ¡ ¡Es tan consciente de su belleza que la usa para coger a toda la puta empresa!
¿Cómo va tu día?

Atte, tu mejor amiga.
La que debe lidiar con el demonio.

Envíe el mensaje y luego agarré los catálogos que tenía sobre mi escritorio, esos catálogos que hace mucho deberían estar en frente de sus socios si no me hubiera jodido tanto con su morbo. ¡Endemoniado Íker!

Me dirigí enojada, no, furiosa hacia la sala de juntas. Entré y de inmediato noté el rostro rojo, lleno de furia y exasperado, de mi jefe, que a poco se levantó para gritarme. Rápidamente, saqué la conclusión de que ese hombre era un cretino. Debería comprarle una corona para hacerlo el rey de los cretinos.

Con certeza puedo afirmar que fueron las horas más tensas de toda mi vida. Los socios seguían preguntando y preguntando, parecía que nada le caía en gracia. Me sorprendí por la forma en cuál Iker dirigía la discusión, haciendo que al final todo le salga en beneficio a él. Lo odiaba, pero debía admitir que ese hombre nefasto sí sabía lo que hacía.

En cuanto la junta se acabó pude notar un cierto relajo en el rostro de Iker. Parecía contento y hasta pude jurar que se había olvidado del pequeño accidente de hace unas horas.

Definitivamente, ahí me estaba equivocando.

Había acabado de recoger la mayor parte de los documentos, depositándolos en las partes que les correspondían. Solo me faltaba el contrato que habían firmado y los catálogos, así que, aliviada y totalmente relajada, me dirigí una vez más hacia la sala de juntas.

No logré llegar a la mesa, mejor dicho, apenas había dado unos pasos. Escuché cómo cerró la puerta con un portazo detrás de mí. Mi jefe me agarró por los hombros y me estrelló contra la pared.

—Si no te alejes de mí, gritaré.— entrecerré los ojos y él me sonrió en la cara con sarcasmo mientras depositó su mano en la pared para sostenerse y con la otra cerró la puerta con la llave.

—Precisamente esto es lo que quiero— levantó una ceja. — Quiero que grites mi nombre hasta que te quedes sin aire.

—¿Crees que puedes follarme cuando se te apetece?— alcé la cabeza.

—No creo— negó con la cabeza—, estoy seguro de que puedo hacerlo, igual a cómo estoy seguro de que anoche soñaste con tomarte y hacerte correr.

—Sigue soñando.

—Estás haciendo que sea muy difícil hablar contigo ahora mismo...— murmuró y sus labios casi rozaron los míos. —Algo de ti está sacando la bestia que guardo en mi interior.— apoyó su frente en la mía mientras me dedicó una mirada ardiente, haciendo que unas gigantes ondas de escalofríos me provoquen un temblor.

Te conozco x los zapatos ©®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora