15. Sólo resta confesar

Start from the beginning
                                    

Él frunce el ceño.

—Y luego todo pasó muy rápido —continúo—. Nos enviaron a la dirección y desde ese día no hemos dejado de pelear.

—Me sorprende de ti, Lucas.

—Lo sé. Lo siento.

Piensa un instante, antes de continuar.

—Me extraña también que Brenda se haya comportado así. Voy a hablar con ella.

—¡No! No lo hagas, por favor —solicito con apuro—. Si se entera de que hablé contigo sobre esto me odiará aún más.

Mi reacción le agrada.

—¿Y eso te preocupa? —pregunta con una mirada cómplice.

Miro mis manos y medito sobre ello un momento.

Sí, claro que me importa. Pero no podría admitirlo en voz alta.

Se conmueve por mi expresión de arrepentimiento y sonríe.

—Tal vez sólo deban conversar y darse una oportunidad de ser amigos.

Ser su amigo no es exactamente lo que me pasa por la cabeza desde el sábado.

—No creo que eso pueda ser posible.

A él no parece satisfacerle mi respuesta.

Demonios, no quiero decepcionar a Eric también.

—De todos modos, la cuidaré por ti —le aseguro.

—Bueno, con eso me contento por ahora —me abraza y me acompaña hasta la salida—. Gracias por sincerarte conmigo.

Esa noche, miro el techo durante al menos una hora antes de dormir, rememorando el incidente del primer día de clases. La conversación con Eric no deja de dar vueltas en mi cabeza.

"¿Y no se lo preguntaste?"

Su interrogante me hace percatarme de que en realidad nunca tuve una conversación con Brenda al respecto. Y, obviamente, no se lo podría preguntar más.

Entonces recuerdo que días después en el Bar Polzoni, ella acusó a Bruno de haberse hecho pasar por mí. Y él lo negó al instante.

Pero... ¿Será verdad?

Si lo fuera, eso explicaría por qué ella se comportó así conmigo antes.

Lo más seguro es volver a preguntárselo a Bruno. Por lo que, al día siguiente, lo encaro en la clase de deportes.

—Oye. ¿Recuerdas que Brenda me atacó el primer día de clases? —empiezo mientras esperamos a que otro grupo de compañeros termine de usar la pelota.

—Sí. ¿Qué hay con eso?

Se muestra extrañado por mi pregunta.

—Ella dijo luego algo sobre que tú usaste mi nombre y por eso se confundió. ¿Es verdad? —hago la pregunta sin rodeos porque enseguida tendremos que entrar al juego de fútbol.

Él se encoje de hombros.

—Bueno, sí —admite—. No es gran cosa.

No puedo evitar fruncir el ceño.

—¿Por qué lo hiciste?

Bruno no me mira a la cara antes de continuar.

—En esos días conocí a su hermana en el bar y me pareció muy linda. No quise decirle mi nombre porque no sabía si iba a funcionar.

Por culpa de un instante (Completa✔ y en físico 📚)Where stories live. Discover now