3 Capítulo - Sólo Sexo?

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Después que acabaron las clases me dirigí rápidamente a mi coche, saque las llaves de mi bolso de mano y abrí la puerta del piloto, cuando de repente me encuentro con Andrés Garth, otro deportista un tanto menos musculoso que Ruther, pero su espalda era mas atractiva.

Con una mano en el techo del coche y otra en la puerta acercándose a mi me pregunto con voz sensual.

- Que harás ésta noche, Nia? - Ya tenía planes, así que decidí ser honesta.

- Garth, lamentablemente alguien llego primero que tú, así que si quieres podemos salir mañana, estaría bien? - Le respondí, con voz de bebé.

- Está bien, pero que sea seguro mañana. - Se despidió con un beso y me cerró la puerta del coche.

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Llegue a mi casa y me dormí por dos horas, o más, cuando me desperté ya debía estar lista para ir donde Zack, así que rápidamente me bañe, me puse un vestido de copa, que notase más mi escote y se vieran más grandes mis pechos, unos tacones que no maltrataran o cansarán, algo cómodo aunque yo sabía para que me había invitado a su casa.

Conducía lentamente no tenía afán de llegar a casa de Zack, mientras conducía encendí la radio y sonaba una canción que me gustaba mucho, algo perfecto que animaría más mi noche.

Llegue a la casa del gran dios del sexo, me recibió con una gran copa de vino, era de esperarse.

Entre detenidamente mirando a mi alrededor a ver si se encontraba alguien además de nosotros dos, pero me di cuenta que los únicos eramos nosotros. Luego de visualizar me di cuenta que él solamente llevaba un bóxer, que dejaba al descubierto sus gracioso y majestuoso pecho musculoso.

Aparté la mirada de su pecho y mire al suelo.

Le pregunté - Y cuál es la razón por la cual estoy aquí?

El me respondió sin pensar ni un segundo - Es obvio que ya sabes porque estás aquí, si no fuese así no te hubieses colocado ese gran escote que me trae loco desde que te abrí la puerta. - Dirigió la mirada a mi pecho medio descubierto.

- Lo sospeché. - Dije, susurrando.

Sin darme cuenta sentí su mano acariciar mi rostro y así fue bajando hasta llegar a mi cintura, descubrió donde estaba el broche de mi vestido y fue quitándome lo lentamente.

Pensé ¡espera estamos en la sala! Alguien podía venir y vernos, aunque no me importaba así que decidí continuar con lo comenzado.

Ya después de un rato mi mano estaba dentro de su bóxer, una de sus manos estaba en mi rostro y otra en mi pecho, no sentía timidez alguna ya había hecho eso una mil veces, hasta más.

Un gran gemido salio de mi boca como era de esperarse, estaba en un orgasmo, y eso aún no habíamos comenzado bien.

Me susurro al oído - Soy bueno en esto, no? Puedes sentir un gran placer y aún no hemos comenzado.

Gran idiota,presumido y excelente en el sexo, no lo podía negar.

La Vida De Una ZorraDär berättelser lever. Upptäck nu