Una noche cansada y un día de diversión.

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Como todos los típicos días de trabajo, en la central de Londres, una solitaria oficina de la central de supervisores de División y Envío.

El moreno tuvo que quedarse algunas horas extra gracias a los que estaban a su cargo, de verdad estaba cansado, miles de veces les había aclarado que no le gustaba, más bien que odiaba las horas extras por nada.

Mientras revisaba los documentos que tenía sobre su mesa, esparcidos, ordenándolos luego de leerlos y revisarlos constantemente. Era lo único que le quedaba hacer; al terminar, se golpeó la cabeza contra el escritorio, sin moverse y se quedó allí, hasta quedarse dormido durante unas cuantas horas.

Un joven muchacho, de cabellos anaranjados, pero abajo completamente negro, se plantó frente a la puerta de la oficina, se veía algo cansado; llevaba dos tazas de café en una bandeja, y con la mano desocupada, tocó algunas veces, y al no tener respuesta, entró sin permiso alguno, y al ver al moreno dormido sobre el escritorio, hizo una mueca de arrepentimiento; él era el que no había terminado su trabajo a tiempo y había obligado a William a quedarse hasta tarde toda la noche. Dejó la bandeja con las tazas sobre el escritorio, y se sentó por el lado en el que estaba sentado y dormido el moreno; le dio varios golpecitos en la cabeza:

-¡William, William~! -Repetía insistentemente mientras trataba de despertarlo sin alzar la voz -. ¡Despierta~!

Luego de unos minutos tratando de despertarlo, comenzó a abrir los ojos, con el ceño fruncido desde el principio.

-Knox... -Murmuró con tono de enfado, irguiéndose mientras acomodaba sus gafas, tenía aún un ojo cerrado-. Gracias por terminar "Temprano"

-Calma, calma, William... ¿Café? -Cogió una de las tazas de café, ofreciéndosela con una sonrisa-. Discúlpame por haber terminado tarde...

-No tengo nada que disculparte, ya es habitual de tu parte y de parte de Sutcliff... -Gruñó, cogiendo la taza de café, pasando a tocar uno de los dedos del muchacho de cabellos anaranjados-. Gracias, lo necesitaba.

Al oír aquello, el muchacho sonrió, soltando la taza de café apenas el moreno la tuvo en sus manos, cogió la suya, y dio un sorbo corto, luego de ello, ladeó la cabeza, para preguntar algo:

-Oye, ya que mañana es nuestro día libre, te invito a ir divertirnos juntos, ¿Te parece? Podemos ir a Londres, y ahí buscar lo que hacer.

El moreno en un estado de semi-inconciencia, aún estaba algo adormilado:

-Está bien, Knox... -No había oído su propuesta por completo, pero si le decía que no iba a seguir insistiéndole, y no quiería eso.

Los dos terminaron de beberse el contenido de cada taza, rodeados de un silencio abrumador, y finalmente, salieron los dos juntos de la oficina, era tarde y necesitaban dormir. Ya estando en la habitación, cada uno se acostó en su correspondiente cama, y cayeron dormidos casi al instante.

A la mañana siguiente, el día libre de ellos, y de los demás que estaban acargo de William; su compañero de cuarto, Ronald, el cual había despertado antes de que el moreno lo hiciese, ya se había bañado, pero aún estaba sólo en ropa interior, y al ver que el moreno no despertaba, se sentó sobre su espalda, sin pudor alguno, cargando todo su peso sobre él;

-¡Senpai, Senpai despierta! Senpai... -Repetía, haciendo un puchero al terminar la frase.

-Tcht... ¿Qué? -Dijo con pereza, con uno de sus ojos abiertos medianamente, y el otro cerrado por completo, con el ceño fruncido.

-Vamos, vamos. Levántate para que vayamos temprando a Londres, ¿Sí?

-¿Londres? -Claramente no recordaba lo que había aceptado por la noche, y el chico puso una cara de reproche.

Sinceramente, te quiero, Senpai~Where stories live. Discover now