44. ¿Podemos hablar?

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BoA llevaba un vestido rojo, a la altura de las rodillas. A simple vista recatado, pero lo había elegido por el escote en v, el cual permitía liberar sus pechos fácilmente. Debajo no llevaba ropa interior, no se había puesto sostén y las bragas las había guardado en su bolso. Sus zapatos eran bastante altos, los necesitaba para intentar estar un poco más a la altura de su novio. Ya que éste media poco más de un metro ochenta.

Yunho iba de traje, era uno azul marino que le daba un toque varonil y sofisticado. Cuando la puerta se cerró, intercambiaron miradas de complicidad. Eran casi las doce de la madrugada, así que el tráfico era menor que a horas más tempranas lo que hacía menos probable ser descubiertos. Aunque no imposible. Él presionó el botón que daba hacia la azotea. Cuando la puerta se cerró atrajo a BoA cerca de su cuerpo e inclinándose, la besó hundiendo su lengua en lo profundo de su boca. Ambos sabían que debían ir al grano si no querían ser descubiertos. Ella bajó el cierre del pantalón de Yunho, liberando toda la extensión de su erección. Las paredes del ascensor estaban revestidas con espejos, así que pudo ver desde varios ángulos como Yunho bajaba a su altura para penetrarla. Se quedó quieto por un instante, pero solo por un instante, porque pronto comenzó a empujarse contra ella desenfrenadamente. El rostro de ambos se transfiguró por las oleadas de placer, entremezcladas con el temor a ser descubiertos. Aquello hacia todo más excitante. La puerta llegó a abrirse en el piso quince, asustándolos por un segundo pero afortunadamente no había nadie. La puerta volvió a cerrarse, y ellos retomaron lo suyo. BoA podía sentir su glande tocando fondo.

─Oh... Yunho... Yunho... Ah... ─sus gemidos eran un afrodisíaco para él, quien podía sentir como ella se acercaba al clímax─. Sigue, sigue así... Oh... sigue... ah... ah... Yunho...

Él sonrió.

BoA disfrutaba con cada embestida, sentirlo dentro, sentir la firmeza de su erección, su glande chocar dentro de ella, sentir como llenaba cada espacio de su ser, le envolvió lentamente en una vorágine de placer, que le hizo estallar plenamente satisfecha. Abrió los ojos, entonces pudo verlo, Yunho estaba por correrse también.

─BoA... ─susurró su nombre, acelerando las embestidas a su vez─. ¡Me enloqueces tanto!

Ella miró el reflejo en el espejo, Yunho se movía dentro suyo como todo un semental. Levantó su vestido para ver como sus cuerpos se fundían en uno solo. El pene de Yunho entraba y salía con una rapidez casi sobrenatural. De repente lo sintió... él se estaba derramando en su interior, podía sentir como su pene palpitaba dentro al tiempo que expulsaba su semen con fuerza. En ese momento el ascensor empezó a descender. Su cabello despeinado cubría parte de sus ojos y su boca se hallaba entreabierta. Se veía arrebatadoramente sexy.

─¡Esto fue increíble! ─dijo él apartándose, para acomodar su miembro dentro del pantalón.

─Demasiado ─dijo BoA arreglándose el vestido.

El elevador seguía descendiendo.

─Bajemos en el siguiente piso ─sugirió él, presionando el botón─. Y tomemos las escaleras.

─Antes debo hacer algo ─dijo ella sacando unas bragas de su bolso.

Yunho observó sin parpadear como ella se las ponía.

─Debemos continuar esto cuando estemos en nuestro apartamento ─le dijo con voz ronca─, aun te tengo muchas ganas.

En ese momento BoA abrió los ojos, al sentir que las manos de Adam se deslizaban peligrosamente por la parte interna de sus muslos.

Había vuelto a la realidad.

─¡Alguien puede vernos! ─dijo apartándolo con brusquedad.

─Eso lo hace más excitante ─respondió Adam con una sonrisa pícara─. ¿No crees?

Fantasías EróticasWhere stories live. Discover now