CAPÍTULO 4

1.3K 94 8
                                    

Asomo mi nariz por la puerta y te busco con ojos ávidos; ahí estás, de espaldas a mí, encendiendo con tu varita una gran lámpara. Veo que ya encendiste otras dos más, por lo que entiendo el por qué de la perfecta iluminación que hay en el aula.

¡Ejem! —carraspeo para hacer notoria mi presencia. Te das vuelta y me miras entre sorprendido y aliviado—. ¡Ah! ¡Hola! Qué bueno que ya estés aquí, pasa —me invitas. Mis pasos se agolpan torpemente mientras avanzo. Me gustaría huir de aquí en este preciso momento, pero si te dejara, no me alcanzarían todas las horas de vida que me restan para arrepentirme. Y ni hablar de que llegarías a creer que estoy demente por salir corriendo sin motivo—. Traje pergaminos y plumas y, por supuesto, las indicaciones —comento distraídamente.

—Yo también traje pergaminos y plumas extras. No preguntes. Fue idea de Hermione, siempre es demasiado precavida —me cuentas sonriendo. Hago una mueca muy parecida a una sonrisa, pero es lo que menos se le parece si pienso en Granger. Me pides que te dé el pergamino con las instrucciones para la poción, yo te lo alcanzo rápidamente y me quedo parada ahí como una verdadera tonta, observándote. Estás de perfil, lees con el entrecejo fruncido y haces una mueca extraña con tu boca.

¡Por Merlín! Me gustaría romper las cadenas que pusiste a mí alrededor con ese gesto y, sin embargo, sé que nunca lo voy a intentar.

—Bueno, necesitamos al menos unos veinte elementos para realizar esta poción. Tendremos que ir a Hogsmeade —infieres, fijando tu mirada directamente en mis ojos. Me quedo unos segundos petrificada, pero consigo disimular lo mejor posible la completa idioticia en la que me has sumergido.

—Sí, ya leí eso —aseguro—. Pero también dice en letra más pequeña, en la parte de atrás, que podemos obtenerlos todos si vamos de seis a siete de la tarde al despacho de Snape, así que, aún estamos a tiempo, si quieres...

Sonríes. He dado justo en el clavo. Eso era lo que querías. Darías lo que fuera necesario por no enfrentarte al profesor. Y te entiendo, sé perfectamente el odio mutuo que se profesan.


—Entonces, mientras tú vas por los ingredientes, yo puedo empezar a redactar el informe así cuando obtengamos los resultados, sólo nos restará completarlo. ¿Te parece?

—Sí, de acuerdo. Pero... ¿quieres terminar todo hoy? Es decir, recién es miércoles y hasta el viernes no es necesario entregarlo —comento con apremio. Por un instante sentí como si todo mi rostro se colmara de un rojo profundo.

—Mmmmm... tienes razón —musitas con una sonrisa—. Mejor si lo hacemos tranquilos. Consigue los ingredientes, hoy dejaremos lista la poción, mañana podemos probarla para ver sus efectos y antes de irnos podemos redactar el informe.

Estás contento. Se te nota. Yo también lo estoy aunque no lo notes. Pero mi contentura no tiene nada que ver con hacer bien la tarea para Snape; mi caso es más grave. Estoy cerca de ti, estamos hablando como si fuera lo más normal del mundo, aunque lo que digamos no sea de gran importancia; me sonríes de vez en cuando, aceptas de buen grado lo que opino y lo mejor: mañana voy a pasar otro día contigo.
No importa lo que hagas, me pones loca. Pero prefiero estar loca a estar vacía... Porque mi vida sin ti sería sólo eso: vacío.

Te quedas en el aula, releyendo las instrucciones, mientras yo salgo casi corriendo hacia el despacho de Snape en las mazmorras. Apenas llego, golpeo con inquietud la puerta y espero. Unos segundos después, el profesor abre con un gesto adusto y frío.

—¡Ah! Parkinson, ¿Potter la envió por los ingredientes? —indaga con sorna. Asiento y luego lo veo entrar, ha entornado la puerta, por lo que supongo que volverá en breve.

«Odio» 2da parte - FinalizadaМесто, где живут истории. Откройте их для себя