Lucas se muestra sorprendido cuando oye al director decir eso.

Para mí es obvio que es mi compañero de curso, porque no parece tener una edad menor. Pero creo que él no se lo esperaba o tal vez su cerebro de maní no se puso a pensar en eso.

—Así es —llevo la mirada hacia abajo.

En el colegio anterior nunca antes me habían regañado por mal comportamiento.

—Entonces... —se cruza de brazos el hombre— ¿Qué los trae aquí?

Los dos nos miramos de reojo, esperando que el otro empiece a hablar.

—¡Urriaga! —la repentina exclamación del director me hace estremecer y logra que lo miremos de nuevo—. No me diga que en el primer día ya tiene un romance con la chica nueva... ¿Los encontraron en una situación comprometedora?

—¡¿Qué dijo?! —pregunto ofendida.

No puedo creer que esté insinuando que éste aparato y yo tenemos algo.

—¡Claro que no! —exclama Lucas, algo asqueado—. Esta loca me atacó de repente.

—¡No me vuelvas a llamar loca! —grito como... bueno, como una loca.

—Ya basta —nos detiene el hombre—. No se agradan, ya lo entendí. ¿Entonces estaban peleando?

Su simple pregunta hace que arranque de nuevo una tanda de griteríos en la que yo culpo a Lucas, él me culpa a mí y el hombre se agarra los pocos cabellos que le quedan en la cabeza.

—¡Por turno! —grita el director con tanto esfuerzo que su voz suena a una corneta agujereada. Parece darse cuenta porque se aclara la garganta y veo a Lucas apretar los labios para contener la risa—. Usted primero, señorita.

El hombre me mira, esperando que empiece mi relato con tranquilidad. Pero la calma no es algo que me caracterice, así que me pongo a relatar todo de forma rápida y sin pausas.

"Eso es mentira" suelta el tonto de Lucas cada dos frases que salen de mi boca, a lo que yo le digo, repito e insisto que se calle de una vez. Entonces el director nos detiene, habiendo perdido totalmente la serenidad de antes.

—¡Es el primer día de clases! —los dos lo vemos como si no nos estuviera dando una noticia nueva—. Urriaga —lleva una mirada rígida hacia él—, le recuerdo que está con condicional desde el año pasado. Cualquier movimiento en falso hará que termine la preparatoria en otro colegio.

Veo a Lucas abrir los ojos con algo de sorpresa por la amenaza y luego agachar ligeramente la cabeza.

—Lo sé... —responde algo arrepentido.

—Entonces —continúa el hombre—, le recomiendo que se comporte y dejen de discutir de una vez. Vamos a hacer esto muy sencillo para mí —se acomoda en el asiento, sin dejar de llevar la mirada desde Lucas a mí y luego de nuevo a éste—. Van a esperar en la secretaría mientras llamo a sus padres.

—¡No! —Lucas replica tan repentinamente que me da un susto—. No puede llamarlo.

El hombre toma el teléfono, ignorándolo, y aprieta el interno.

—Señorita Luzbell, comuníqueme con los tutores de Urriaga y Allen, cuanto antes.

—Señor, por favor —Lucas no espera a que corte la llamada, se inclina sobre el escritorio, suplicante—. No hable con mi padre. Póngame el castigo que quiera, pero no lo llame.

Me sorprende verlo tan desesperado. Un chico como él, con toda la pinta de creerse la gran cosa, con miedo de que su papi venga a retarlo. Me alegro por dentro.

Por culpa de un instante (Completa✔ y en físico 📚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora