Una profesora acaba de ingresar por el pasillo, pero mi vista está clavada en Lucas, quien se queda de piedra al verla llegar.

—Esa loca me atacó —se defiende al recuperar la compostura.

—¡Me las vas a pagar! —grito de nuevo, me duele el trasero de la maldita caída.

Me pongo de pie de un salto, dispuesta a lanzarme otra vez sobre él, cuando la profesora se mete entre ambos.

—Señorita, compórtese —me ordena.

—¡Es su culpa! —lo apunto con el dedo.

—Tú me atacaste sin motivo —replica el otro.

—¡Ya es suficiente! —La mujer habla por encima de nuestros gritos—. No quiero oír ni una sola palabra más.

Nos callamos al instante, encontrando nuestras miradas rabiosas.

—Bien —vuelve a hablar ella—. Quiero a los dos en la oficina del director, ahora mismo.

Perfecto, primer día y me gané una visita a la sala de castigos.

Mamá me va a matar.

Comienzo a seguir a Lucas por el pasillo. Ambos caminamos sin decir nada, mientras los demás compañeros se disponen a ingresar al salón de clases. Se oye el mar de murmullos comentando lo ocurrido.

No sé bien en dónde queda la dirección, así que me limito a acompañar los pasos de él.

Sus ojos se mantienen al frente durante todo el camino, como si yo no estuviera allí. Pasamos por la secretaría de dirección, donde la secretaria se está limando las uñas frente a una moderna computadora. Es una chica joven, de unos veintitantos, con lentes gruesos y el cabello negro recogido en un rodete.

—Luquitas —pronuncia al vernos, involuntariamente se suelta el cabello con un solo movimiento—. ¿Qué tal estuvieron tus vacaciones de verano?

—Bien —él le da una sonrisa ladina—. Pero me hiciste falta, linda —le guiña el ojo.

¿De verdad acabo de presenciar ese patético coqueteo?

—¿Qué es lo que hiciste esta vez? —le pregunta ella, mordiendo un bolígrafo en un vano intento de parecer sexy.

Ruedo los ojos. Esto es más de lo que puedo soportar.

—Necesitamos ver al director —interrumpo colocando una mano en el escritorio.

Ella me mira con mala cara y me recorre de arriba abajo.

—Claro, pasen —apunta, con la cabeza, la puerta al otro lado de la sala.

—Gracias, preciosa —le responde Lucas y se dirige hacia allí.

Se detiene delante de la entrada de madera a la que adorna una placa plateada que dice "Dirección General". Suelta un suspiro y le da dos golpecitos, antes de esperar atentamente.

—Adelante —escucho la voz severa de un hombre.

Él abre e ingresa, conmigo detrás.

—Urriaga, espero que esté aquí porque me extrañó durante las vacaciones —expresa irónico el director, un hombre medio calvo y bien vestido.

Lucas se queda sin responder, lleva las manos a los bolsillos e inclina la cabeza de costado hacia mí, logrando que el hombre se fije en mi presencia.

—Señorita... Allen, ¿no? —pregunta con voz gruesa y entrelazando los dedos sobre el escritorio. Asiento con la cabeza—. Usted es la alumna nueva de último año, si no me equivoco.

Por culpa de un instante (Completa✔ y en físico 📚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora