Joder.— Soltó sin querer al sentir todo el calor invadir su cuerpo.

El chico comenzó a subir la blusa de la chica, quien sin oponerse, lo ayudó a quedar en brasier.

—Yo...— Tartamudeó mientras observaba el cuerpo de su novia.

En realidad no creyó llegar tan lejos.

Observó cada centímetro que podía tratando de grabar cada una de sus curvas, sentir la suavidad de su piel lo mejor que pudiera.

La recostó en la cama con suavidad, para poder pasar sus dedos por cada parte.

—No estés tan sorprendido.— Dijo observando la boca abierta del chico, con ojos curiosos.— Estoy patrocinando una nueva marca de ropa interior, me regalaron la que estoy usando ahora, ¿Es bonita, no crees?— Alardeó mientras ponía las manos en los hombros del oji-morado.

Él sólo asintió.— Se ve bonita porque la estás usando tú.— La vio directamente a los ojos para poder decir eso, y al instante volverlos a su piel para seguir explorando.

La chica sonrió automáticamente, mientras que en su interior reía como loca.

Sus mejillas estaban rojas al sentir las caricias del chico, quería que le dijera que estaba preciosa, pero no tenía muchas esperanzas.

Incluso se había depilado para él, ¡Por Dios! Hitoshi la tenía completamente enamorada.

Sólo que nunca se lo demostraría.

—Aquí.— Llamó su atención cuando dejó su dedo en un lugar específico.

—¿Qué pasa?— Ladeó un poco la cabeza mientras el chico quitaba su dedo, dejándola ver.— Ah, es mi micha.—

—¿Tu qué?—

—Mi marca de nacimiento, como le quieras llamar.— Le restó importancia.

—Ya veo...— Se acercó y besó el sitio en donde estaba, haciendo que Aleska tuviera un escalofrío.

El problema es que estaba en el lado derecho, a un costado justo debajo de su busto, casi dónde terminaba la tela del brasier.

—Dicen que las marcas de nacimiento es el sitio en donde morimos en nuestra vida pasada...— Comentó mientras el chico seguía besando cada centímetro de piel que tenía en su alcance.

—¿Y tú lo crees?— Preguntó por seguirle el hilo de la conversación.

—Algo así, aunque también puede ser heredado, me dijeron que mi bisabuelo tenía uno igual, además de que dicen que nos parecemos mucho, incluso tenemos el mismo quirk...— Observó como el chico se alejaba para verla mejor.

—Toma.— Le entregó su blusa.

—Oye, ¿Quien dijo que podías detenerte?— Se sentó en la cama.

—Quiero escucharte.—

—¿Qué?—

—Quiero escuchar lo que tengas que decir.— Le puso su blusa a la fuerza.

—Malo, me dejas toda vestida y alborotada.— Se acomodó su blusa mientras lo miraba con molestia.

—Comienza.— Ordenó.

La chica suspiró rendida.— Creo que ya lo notaste, pero no heredé el quirk de ninguno de mis padres.—

—Sí, me preguntaba porqué, usualmente es la mezcla del quirk de ambos padres o únicamente de cualquiera de los dos.—Agregó.

—Pero hay casos como el mío en el que se saltan algunas generaciones, me contaron que mi bisabuelo tenía un kousei muy parecido al mío, posiblemente por parte de su familia, ya que tuve un tío con el mismo quirk... pero murió joven, nunca lo conocí.—Se encogió de hombros.

Mi razón ; Shinsou HitoshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora