— gracias — susurre.
Nos separamos y nos miramos fijamente por unos segundos.
— será mejor que me vaya ya a mi habitación — dije — iré a nadar mejor — decidí.
— claro —
Narra James.
Ya sé quienes son los que hirieron a Mía durante años en el instituto.
Iba a investigar más de ellos pero el sonido de mi móvil me desconcertó hasta que lo cogí.
Era Ana.
— ¿que quieres? — dile algo molesto.
— perdóname...sé que me comporte como una imbecil — dijo.
— Ana, — dije frío pero ella no me dejó de terminar la frase.
— mi amor, si quieres podemos vernos en persona y arreglarlo ¿si? Solo quiero que me perdones —
— te perdono, pero que no se vuelva a repetir, y no puedo verte ahora, otro día preciosa — respondí.
— vale amor — dijo y colgué.
Me senté en la silla y comencé a investigar más de ellos.
[...]
Pasaron 5 minutos desde que comencé a mirar y ya acabé, no hay nada interesante y muy poca cosa, solo sé que son unos niñitos de papá y mamá.
Baje a la sala para relajarme un rato pero el ruido de la piscina me llamo la atención.
Salí a la piscina y vi a Mía en el bordillo mientras agitaba sus piernas en el agua.
Ella no notaba mi presencia hasta que reí y me miró.
— oye ¿de que te ríes? — preguntó.
— pareces una niña — dije acercándome a ella.
— es que lo soy — respondió.
— ya eres una mujercita —
— yo aún me considero una niña — dijo y río.
Me agache y cogí sus brazos para tirarla al medio de la piscina.
— ¡OYE NO! — gritó antes de tirarla pero ya era demasiado tarde.
Vi que hacía hacía movimientos bruscos y no sacaba su cabeza del agua.
Joder! Se está ahogando!
Quite mis zapatos en un segundo y me tire al agua.
— ¡Mía! —
Nade a ella y la cogí de los brazos apoyándola en mi.
Ella tosía muy fuerte hasta que se tranquilizó.
— joder, lo siento — me disculpe.
— por eso te dije que aún me consideraba una niña, por que no sé nadar — dijo.
Le di un beso en la frente y la tumbe haciendo que su cabeza se esconda en el hueco de mi cuello.
Salimos del agua y la tape con la toalla que había en la tumbona.
— Mía, no supe que no sabías nadar, de verdad lo siento — volví a disculparme.
— no importa — dijo y sonrió — ¿algún día me enseñarás? — preguntó como una niña.
— por su puesto —
¿Como puede ser tan limpia y pura que perdona a todo lo que se le haga?
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Sola
RomanceTodos los días es un infierno para Mía; su hermano mayor, Mike, era el causante de todas sus lágrimas, todas las heridas que Mía tiene en su pálida y suave piel. Mike decide dar a su hermana a un conocido por su poder, su seriedad, su fría manera de...