Eones. He pasado eones en este plano. Miro a las estrellas y pienso de cual de ellas habré venido. Donde estarán mis innumerables hogares, si seguirán existiendo. Quizás por algún rincón del espacio profundo quede un guijarro que una vez fue un planeta. Un guijarro girando alrededor de la luz azul de un sol con más tiempo del que ningún ser humano pueda contar. Quizás ese guijarro, miles de eones atrás, fue un lugar donde la vida prosperó. Quizás incluso fue mi hogar. Un hogar tan lejano, hace un tiempo dilatado y extensisimo atrás.
Quien sabe cuantas veces habité este plano. Quien sabe lo que viví en todas y cada una de esas vidas...el tiempo no es temporal. Es como decir que un rey se sometiese a su corona: es un absurdo. El tiempo no es mi jefe. Nunca lo ha sido. Es quien trae y se lleva las cosas...cosas...cosas que no pueden ser borradas de la faz de la existencia. Personas...hechos...nada puede ser olvidado para El Todo. Todo queda en la memoria de El Todo. Todo entra y fluye hacia el Todo.
Es cuestión de tiempo para que me toque partir nuevamente de este mundo.
A menos que...el traje. La nave.
Un hipotético traje biosintético, capaz de detener e incluso revertir el paso del tiempo. Un traje, que quien lo use, sera inmortal, y prácticamente invencible.
Una nave. Una nave capaz de soportar eones y eones dentro y/o fuera del planeta. Una nave que servirá a modo de cápsula del tiempo. Despertar, El Kosmos sabe cuando. Pero este mundo ya no será el mismo.
No puedo disimular mi espanto por la idea de fenecer. No quiero irme de esta vida, de este mundo. Luché por tanto...tendré que luchar por mas. Pero estoy decidido a quedarme.
Yo sé.
Yo puedo. Porque quiero.
Quiero porque decido hacerlo.
Decido hacerlo porque es mi voluntad.
Ese es el verdadero don de todo ser humano: su voluntad.
Entre titanes y mensajeros...mensajeros de muerte y destrucción, mensajeros de planes mas allá de lo comprensible...titanes de colosales dimensiones....de luchas con armas desconocidas en épocas remotísimas...de máquinas imposibles, creadas por inteligencias provenientes de rincones del Kosmos desconocidos...
De entre todos los seres de esta raza, yo soy el único que decidió que no va a morir.
El primer y único hombre inmortal.
Pero, para vencer a la muerte, hay que ser más que humano.
Para vencer al tiempo, hay que ser mas que cuerpo y mente.
Para conseguir prevalecer por eones, hay que ser más que quien soy.
Es la empresa más grande en la que un hombre jamás se haya embarcado.
Pero es real.
Aquí comienza mi travesía.
Quien sabe lo que los eones me depararán.
Quien sabe hasta donde y cuando llegaré.
Solo sé, que no pienso esperar a la muerte.
"..."y con el transcurso de los evos, incluso la muerte puede fenecer"..." dijo una vez un legendario escritor.
Es hora de que compruebe ese dicho.
