Prologo

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Prologo 

Esta vez la había liado pero bien, no tenía bastante con haber topado con todos los indeseables de mi cuidad, sino que ahora me había enamorado hasta las trancas de un lobo con piel de cordero, y después de enamorarme hasta la médula me había dado la patada madre… me había dejado sin motivo aparente.

Quería morirme… al menos había tenido la decencia de dejarme durante unos días de vacaciones… ¡¡¡Que considerado!!!. Llevaba tres días como un zombie por mi piso, podría haber aprovechado estos días libres de los que disponía para ir a la playa e ir cogiendo un poco de color, o para viajar a algún sitio recóndito e incluso para ir a Ibiza y pegarme la fiesta de mi vida, pero no.

Me había quedado en casa llorando a lágrima viva por mi desgracia, ¿lo más curioso de todo?

Yo era terapeuta, concretamente trataba los trastornos de Separación afectiva, durante las once reuniones semanales que pasaba con mis cinco grupos tratábamos las distintas etapas de la separación, haciendo hincapié en lo desastrosa que es la Dependencia emocional… ¿y qué estaba haciendo yo ahora? Desoyendo completamente mis propios consejos y comportándome como uno más del cursillo… llorando a moco tendido y echándome a mi toda la culpa, “quizá si yo hubiera sido distinta, puede que solo sean dudas y vuelva, ¿Qué voy a hacer sin él?” todas esas cosas de las que tanto creo que se, ahora se me restriegan por la cara con un cierto toque de recochineo.

¿En qué momento me había convertido  en una dependiente emocional? 

Un chico ¿¡¡¡Normal!!!? (YA EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora