Cartas a su amado

Acostada en tu cama.

Acostada en su cama, deprimida, ella lloraba por que no se sentía bonita, se veía al espejo y ella solo veía imperfecciones, odiando su cuerpo, envuelta en inseguridades y sin ganas de salir, al mundo le daba la espalda.

Sentía que no podía salir un día más, se sentía vacía por dentro y por fuera, creía que estaba sola y que nadie le miraba, sintiéndose como bicho raro ella se escondía de todos, ocultando la belleza de su luz, pero, sin darse cuenta de que el la veía.

No le importaba como se vistiera, pues para el ella era lo más hermoso que jamás nunca había visto.

Sin pensarlo ni un segundo, él.., que amaba cada una de sus imperfecciones. Todas y cada una de sus aluciones de dolor y belleza, enamorado de cada estría, de cada barro, pues el la amaba por todo lo que ella era.

Después de un tiempo, uno comienza a enamorarse de otras cosas más allá de la belleza de un rostro o un par de muslos firmes y torneados.

Siendo la mujer lo más bello en este mundo, y lo hombres que saltamos queriendo volar con ustedes, tal vez no lo saben pero, si tan solo supieran lo hermosas que son.., ¿que haríamos sin ustedes?

Cuando al fin comprendan que lo más valioso, lo más hermoso es lo que habita en sus corazones, en el brillo en sus ojos, hasta entonces, dejaran de cuestiónarse si son o no bonitas, claro que lo son, pero en su vanidad no se dan cuenta.

-Raúl Quevedo.