Tenía que admitir que me dolían sus palabras, pero en el fondo sabía que mentía. Él había hecho lo posible por ocultar lo que me pasaba, cuidando de mi durante mis ataques psicóticos. Tal vez lo hacía por el miedo a quedarse solo en la mansión, por el miedo a que terminara el apellido Malfoy. Yo era muy necesario para él.

—Estuve con Rolf. — dije, ignorando sus duras palabras. Él confiaba demasiado en Scamander y dejaría pasar mi escapada nocturna.

—Bien, como sea... estos son los papeles que necesitas llevar al ministerio para comenzar la reserva, no creo necesario decirte que no debes fallar en absolutamente nada o dejaras de formar parte de las reuniones. —extendió frente a mí un sobre rojo.

—De acuerdo.

—Apoyate en Scamander y en Zabinni si lo necesitas.

—Ok.

Con ese encargo podría ganarme la confianza de mi padre de nuevo y estaba seguro que la necesitaba, ya fuera que Granger decidiera escapar conmigo o no, y si ocurría lo segundo vendería mi alma al mejor postor con tal de tenerla a mi lado para siempre.

"Lo siento Granger pero ya no puedo dejarte ir, ahora eres parte de mi locura"

~Harry~

Llegue a la madriguera cuando el sol comenzaba a salir, entre en silencio esperando encontrarme a Molly en la cocina, pero la planta baja estaba vacía. En la mesa había tazas de té medio vacias que olían a alcohol, seguramente el señor Weasley bebió para calmarse.

Yo también lo necesitaba, pero se habían terminado la botella de ron añejo. Me senté en la mesedora de la sala y cerré los ojos, el efecto del Gas pánic había pasado y la tristeza me invadía de nuevo. Hubiera podido esconderme por días con el tío, pero a mi edad ya no era una opción, debía afrontar las cosas lo más rápido posible.

—¿Harry? —la voz de Ron me sacó de mis pensamientos.

—Hola, Ron. — respondí tranquilo, sin abrir los ojos. —¿dónde están todos?

—Hace un par de horas se fueron a dormir... ¿Hermano, estás bien?

—No.

—Lamento haberte gritando anoche... Me sentí desesperado, se que no tienes la culpa, ni Ginny, pero no sé porqué la vida se sigue encargando de hacernos sufrir. Ya pasamos por mucho y nuestra mala suerte no se detiene, no logro entender que hacemos mal. —Ron se oía cansado, lo sentí sentarse frente a mí.

No tenía idea como le diría que había visto a Hermione en la casa de los locos y para eso tenía que explicar mi presencia ahí.

Nadie sabía que frecuentaba el lugar. La primera vez fue la curiosidad, Sirius me habló sobre la casa en el corto tiempo que convivimos, decía que era un magnífico sitio para sanar heridas. Tuvo razón. Después de Voldemort sentí que podía darme el lujo de estar en paz conmigo mismo, pero no era fácil. Visitar la casa de los locos me hacía sentir en contacto con mi padrino. Estar en un lugar que le gustaba me hacía creer que lo podía encontrar ahí, bebiendo o bailando, vivo, feliz.

Era mejor de lo que hubiera imaginado. Nadie notaba mi presencia, no me recibieron con aplausos y agradecimientos como en todos los lugares a los que iba. La primera vez una de las elfinas que se desempeñaban como meseras me ofreció un trago, cortesía de la casa. Una bebida agria y espumosa de color morado que me dijo le daban a los recién llegados en busca de aflojarlos un poco. Lo siguiente que supe era que no podía dejar de ir diario.

Una noche, me paré frente a la pista para ver bailar a las personas del lugar, bebí todo lo que ofrecía la copa en turno, el famoso poison rabbit, no era mi favorito, pero no estaba mal para pasar la noche.

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⏰ Last updated: Dec 13, 2023 ⏰

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