I want to break free

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El pequeño pueblo de Timely se encuentra completamente silencioso, el firmamento está adornado por miles de estrellas que resplandecen de una manera enigmática y maravillosa, aunque no haya nadie que esté presenciando la escena. Es a altas horas de la madrugada que todos duermen plácidamente o por lo menos la mayoría de los pobladores.
Dentro del taller mecánico de Anthony Stark, las luces de la alcoba están encendidas —por una vez, el motivo no es algún trabajo o inspiración de última hora—, en ese momento las razones son totalmente diferentes a los que Tony ha estado acostumbrado parte de su vida. Ha olvidado las herramientas para sostener las manos de otra persona que acunan su rostro con cariño desbordante.
Tony cree que puede ahogarse en todo el amor que le profesan. Y la realidad es que, no le interesa con tal de probar los labios ajenos.
Labios que recorren su piel con suma vehemencia, casi como dar pinceladas en un lienzo en blanco. Sus dedos expertos trazan la estrella de sheriff prendida en la camisa de Steve, llega al cuello ajeno dejando que su respiración se sienta en la piel expuesta, la voz susurrante que profesa amor y los toques mágicos en la piel que va quedando libre con cada segundo que transcurre.

Si bien no es la primera vez que se encuentran en esa situación, esa noche se siente diferente. Las caricias, los toques, cada uno de los besos y promesas se perciben como recién experimentadas o dichos. Dejándose llevar por el momento de pasión, ambos se entregan en cuerpo y alma a aquel romance que no puede ser gritado a los cuatro vientos, siempre escondido en cuatro paredes, aprovechando la oscuridad propia de la noche porque cuando llega el día, deben actuar como simples compañeros, unos conocidos que no comparten más que camaradería cuando la realidad está distante de ser esa. El deseo debe ser escondido bajo capas de un trato formal para no levantar la mínima sospecha en un pueblo y una época como esa.

Tony reposa sobre el torso de Steve delineando con la yema de sus dedos cada cicatriz, es una acción que se ha convertido en una costumbre para los dos. El sheriff esboza un suspiro que suena más a una queja, Tony detiene su movimiento, levanta la mirada apreciando las facciones ajenas, Steve inicia delicadas caricias en la espalda del mecánico para disipar cualquier duda o curiosidad, pero, como siempre es demasiado tarde para una mente tan extraordinaria como la de Anthony, quien ha olvidado su labor por completo para brindarle cada pizca de atención al rubio, su ceja se arquea dando a entender que no va a dejar pasar el asunto.

—¿Estás bien?

—Sí.

—¿Sabes? Siempre has sido malo mintiendo. Puedes confiar en mí, adelante, confiesa aquello que te angustia.

—Quiero liberarme —musita cerrando fuertemente los párpados por temor a la reacción de su acompañante—. Cuando salgo por esa puerta, no sabes el deseo que tengo de ser libre —articula llevando su antebrazo a su rostro en un vago intento por dispersar su vergüenza.

—Mírame —pide recibiendo una negación, suspira y aparta la extremidad que le impide apreciar la faz de Steve. Es recibido por la imagen de las mejillas ligeramente sonrojadas del sheriff. Deposita un beso en el pómulo bajando hasta llegar a la comisura de los labios—. Mírame—pronuncia otra vez más viendo como los ojos finalmente se abren revelando el color tan azul que solo puede ser comparado con el océano—. Tal vez en otra vida podamos ser libres juntos, Danny Boy —dice entregando otro beso que es bien recibido. Una extraña sensación comienza a alojarse en su pecho, la ignora completamente para poder dejarse llevar por los fuertes brazos de Steve que lo acercan a su cuerpo desnudo.

•••

Tony debió saber que ese sentimiento era una premonición de lo que iba a suceder cuando ambos despertaron producto de una balacera llevada a cabo en el pueblo. Steve se apresura en vestirse, agarra su arma con la diestra y sale del taller mecánico decidido a enfrentar el peligro. Tony no tarda en seguirle los pasos tomando en su palma la insignia que el sheriff ha dejado olvidada. Abandona la estancia, un grito de alarma llega hasta sus oídos y tarde se da cuenta que Steve ha sido acorralado y en su último intento le ha advertido lo que está sucediendo. El arma cae al suelo mientras uno de los agresores lleva su propia pistola a la sien de Steve, riendo ante la escena, carcajadas producto de su victoria.

I want to break free |Stony|Where stories live. Discover now