1- Los sueños

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—Era más...— suspire antes de terminar— Era mucho más que un sueño—

subí la mirada para observar su reacción.

frunció el ceño por una fracción de segundo pero inmediatamente puso otra vez una sonrisa suave en su rostro.

—¿Qué es más Ann?—habló con suavidad como quien le habla a su hijo.

Sentí vergüenza en ese momento, revelar algo más me haría quedar como una completa demente, y tenía miedo de eso ¿Pero qué podía hacer? Era obligatorio tener estas sesiones con ella, de alguna manera me tranquilizaba contarle por primera vez a alguien parte de lo que pasó. Pero tranquilidad no era suficiente, no estaba segura, hablar de cómo pasaron las cosas en realidad, me convertiría en una chica con un trastorno que solo se calmaba en un hospital psiquiátrico.

—No se como explicarlo— eso sí era verdad, ni siquiera yo lo entendía por completo.

—Comencemos por lo más básico. ¿Recuerdas el primer sueño?— Preguntó.

Responder eso debería ser fácil, solo tenía que recordar.

—Fue un sueño extraño— comencé —Al igual que todos los demás— le quise aclarar para que no pensara que para mí todo había resultado demasiado normal con el paso del tiempo.

Comencé a traer imágenes a mi mente, y aunque no todo lo pude recordar con exactitud si sabía que había sido una pesadilla.

Había una densa capa de neblina y una tenue luz iluminando una alta y delgada figura, posaba frente a un auto con las luces apagadas, el cuerpo no se movía solo estaba ahí con la mirada baja escondido detrás de un sweater gris, no tenía manejo de mis acciones solo estaba ahí observando y por alguna extraña razón no podía dejar de mirarle con atención.

Pero entonces sucedió algo que me helaría la sangre a un nivel terriblemente alto, todo comenzó a desintegrarse en pequeñas partículas que se tornaban de color rojo sangre y avanzaban con rapidez, todo sucedió de repente, sentí un empujón que me envió de bruces hacia atrás caí observando como el fondo oscuro se convierte en partículas rojas que luego en el suelo se unían formando un charco de sangre que avanzaba a paso rápido hasta mi, todo se lo llevó excepto a él.

El seguía de pie con la misma postura y con la cabeza hacia abajo, mi respiración estaba frenética, quería salir del sueño, quería correr y esconderme, pero no me dejaron. Solo me quede ahí escuchando mi pecho latir a mil y mirando mis pies como comenzaban a ser consumidos por la espesa sangre.

Entonces sentí dolor, grite hasta quedarme seca mientras intentaba en vano avanzar hacia atrás, pero me era imposible así que poco a poco mis gritos se fueron apagando mientras la sangre consumió el resto de mi cuerpo.

Cerré los ojos y respira pesadamente, al volverlos a abrir un rostro demasiado blanco me regreso la mirada, supe inmediatamente que se trataba del único ser que estaba en mi sueño.

Con una voz débil hablo muy cerca de mi -Hasta la próxima- y desapareció junto con mi pesadilla.

Contarle esto a la psicóloga había sido duro y triste, no quería tener que recordar pero a la vez un sentimiento intenso dentro de mi pecho se precipitaba haciéndome sentir feliz por dentro, la mezcla era extraña pero me había acostumbrado tiempo atrás a las mezclas extrañas de todo.

Ella me miró con cuidado, se quitó los lentes y los puso en una mesita que estaba a su derecha. Supongo que lo hacía para ganar tiempo y procesar todo antes de hacerme uno de sus típicos comentarios.

—¿Usted cree que estoy loca?— Me adelante a lo que sea que iba a decir. Ella me miró con sus ojos tranquilos, odiaba eso, siempre me miraba así era difícil sacarle una reacción, supongo que es la costumbre ellos no se dejaban leer en cambio a nosotros nos evaluaban todo, supongo que si la tomé por sorpresa aunque no lo demostró en el rostro porque tardo un poco más de lo normal en responderme.

—No, Ann. No creo que estes loca— dijo al fin. Se acomodó y miro atrás de mi, donde yo sabia que habia un gran reloj.

—Se acaba nuestro tiempo señorita. La próxima semana seguiremos—Se puso rápidamente de pie, yo la imite y camine delante de ella hacia la puerta, la abrí y antes de irme la voltee a mirar.

—¿Qué pasaría si lo estuviera?— Ella entendió que me refería a mi antigua pregunta y no dudo en responder.

—Solo las mejores personas lo están ¿no?—  y sonrió

Decir que no me extraño esa respuesta sería mentir. Cualquier cosa esperaba venir de ella pero no algo como eso. Me fui de ahí con el sabor amargo de obtener esa respuesta.

Llegue a casa cansada por la larga caminata, preferí eso asi me demoraba más en llegar y hacía algo de ejercicio. No habían llegado mis padres todavía así que eso me ponia feliz, no quería ser asaltada con sus preguntas sobre como me fue en la terapia. Corrí a mi cuarto y me tire en la cama suspirando. Todo era una mierda.

Una voz clara y ronca hablo en mi mente.

—Hola nena— me exalte inmediatamente.

No, no, no. NO podía ser, no debía ser ¿Qué pasaba? ¿Qué hacía aquí? ¿Qué quiere? Me entraron ganas de salir corriendo.

La voz claramente es la misma que me había estado hablando por el último año, un día desapareció sin decir nada y ahora simplemente regresaba para atormentarme, demás estaba decir que justo por esa maldita voz visitaba un psicólogo y por eso mismo tenía tantos problemas encima. ¿Cómo era posible? Por más que yo me enamore de un ser creado por mi mente pensé que el intentar suicidarme habría sido suficiente para acabar con el dolor, con el recuerdo y con la alucinación. Pero no, aquí estaba de nuevo. Dispuesto a atormentarme.

Tome un suspiro y cerré los ojos con fuerza. Vislumbre en mi mente la imagen de la voz, una silueta delgada me devolvía la mirada con una sonrisa ladeada plasmada en todo el rostro. No me pregunten cómo es posible algo como esto, solo se que no estaba dormida y no era un sueño, solo una alucinación de mi mente jodida. Ahí estaba él, esperando con los brazos abiertos que yo corriera a abrazarlo como siempre,  sin embargo no fui.

-Eres una alucinación de mi mente. No eres más que una tonta obsesión de mi retorcido subconsciente. ¿Por qué no te has ido?- grité acercándome al cuerpo estático que me observaba con los ojos muy abiertos.

—Hemos hablado de esto Ann—dijo suave con esa voz que tanto me encantaba escuchar.

—UNA MALDITA ALUCINACIÓN— Le grite en el rostro y lo empuje con mis manos.

—¡No!—

—Estoy loca. Iré al psiquiatrico— replique sintiendo la molestia ampliarse dentro de mi.

—No irás a ningún lado. No hables con nadie de mi. Solo somos tu y yo en este pequeño y perfecto mundo. Aún no puedo salir de aquí, pero pronto lo haré— Paró y me tomó de los brazos acercándome a él. Me envolvió en un abrazo fuerte y suspiro en mi cabello— Por eso me fui Ann, necesitaba saber como salir de este mundo y estar en el tuyo— explico.

Y le creí.

Ese fue el primer error. Creerle a un invento de mi mente como si de un ser real se tratara.

—ERES UNA MALDITA ALUCINACIÓN— Le grite en el rostro y lo empuje con mis manos.

—¡No!—

—Estoy loca. Iré al psiquiatrico—

—No irás a ningún lado. No hables con nadie de mi. Solo somos tu y yo en este pequeño y perfecto mundo. Aún no puedo salir de aquí, pero pronto lo haré— Paro y me tomó de los brazos acercándome a él. Me envolvió en un abrazo fuerte y suspiro en mi cabello- Por eso me fui Ann, necesitaba saber como salir de este mundo y estar en el tuyo— explicó.

Y le creí.

Ese fue el error en primer lugar. Creerle a un invento de mi mente como si de un ser real se tratara.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2018 ⏰

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