Capitulo Único

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Un beso robado.

Era una mañana tranquila en el Boar Hat, todos los miembros del enigmatico grupo se estaban preparando para comenzar el día. Meliodas acosaba a Elizabeth que se encontraba limpiando las mesas del lugar, seguidos de cerca por Hawk, quién se aseguraba de mantener la pureza de la querida princesa; Merlin se encontraba en la barra con un libro en la mano y una copa en la otra, Escanor del otro lado pulia algunas jarras hasta dejarlas brillantes. Gowther en algún lugar desaparecido y Diane repartiendo boletos por el pueblo para atraer clientes.

— ¿Alguien sabe donde está Ban? —preguntó Meliodas luego de un rato de no verlo por ningún lado.

— El joven Ban se encuentra durmiendo en su habitación. Cuando pase frente a la puerta escuché algo sobre bebidas parlantes y cerdos voladores. —respondió Escanor viéndose muy confundido.

El joven capitán negó soltado un cansado suspiro. Siempre era lo mismo con Ban.

— No tiene remedio.

Dejó el tema a un lado y siguieron acomodando los cosas esperando el momento de abrir y que llegarán los primeros clientes. Pero después de una horas se dio cuenta de que Ban nunca despertaria tan temprano, y menos luego de una borrachera, alguien debía ir a despertarlo o se pasaría el día durmiendo. Miro a su alrededor buscando un candidato para la terrible misión, pero todos se encontraban ocupados haciendo algo, todos menos...

— ¡Oyeeee King! — Grito lanzandole a Hawk. King despertó a tiempo para evitar el proyectil que iba hacia su cabeza.

— ¿Capitán? ¿Qué sucede? — Se relajo que no había ninguna amenaza temible.

— Necesitó que hagas una misión muy importante. Es de vida o muerte. — Respondió Meliodas con una sonrisa extraña en su rostro.

— Vale... — Le miro con desconfianza. — ¿Cual es la misión?

— Despertar a Ban.

— ...

— ...

— ¿¡Qué!? ¿Por qué debo de ir yo? — Reclamo con fastidió y enojó.

— Porque eres el único que no está haciendo algo. — Señaló a los demás detrás de él que se encontraban ocupados. — Y porque yo lo digo. Además, en un rato llegarán los clientes y necesitó que Ban cocine, lo haría yo pero a los clientes no parece gustarles mi comida. — Se escogió de hombros y se alejó de él.

King miro a su capitán mientras este se alejaba. ¿Por qué siempre debía ir él a buscar a ese maldito zorro engañoso? Todavía lo no perdonaba del todo pero lo aguantaba por su querida hermana, no tenía mucha paciencia pero ponía mucho empeñó en ello. Aunque parecía que Ban estaba determinado a molestarlo siempre que estuviera en frente; siempre con sus comentarios sarcasticos y las bromas de mal gusto.

King murmuro unas cuantas maldiciones hacia su capitán y otras varias al sujeto que dormía tan cómodo en su habitación. Al llegar a la puerta la empujo para encontrar al chico durmiendo a lo lindo en la cama, un pequeño camino de saliva corriendo por el borde de su labio.

— ¡Ban despierta! — Grito acercándose un poco y flotando sobre la orilla de la cama.

— No, maestro. No quiero más comida. — Dijo en sueños girandose hacia el lado contrario.

— ¡Baaan! Meliodas te llama. — Probó de nuevo gritando junto a su oreja.

— Que vaya a joder a otro. Yo tengo sueño.

— Ban, no puedes hablar así del...

King fue arrastrado con fuerza a la cama quedando de espaldas sobre el colchón y con un peso extra sobre él, levantó la vista para encontrarse con los ojos adormilados del contrario. Ban lo miraba con molestia y un puchero en sus labios, acercándose mucho más su rostro.

— No hables del Capi cuando estés conmigo. Sólo debes pensar en mi y en nadie más. — King se estremecio al sentirlo tan cerca de sus labios.

— ¿¡Qué rayos dices t-tú mal-maldito!? — Gritó completamente avergonzado empujandolo para apartarlo. — Mejor apura y despierta. Ya estas delirando un poco. — Murmuro aliviado cuando Ban se alejó, pero luego se acercó mucho más a su rostro con un brillo extrañó en sus ojos y una sonrisa petulante.

— Está bien, principito. — King se sonrojo por el apodo pero no dijo nada. — Bajare con una condición... — Su voz bajo una octava y se volvió más ronca y profunda. —, debes darme un beso.

Silencio...

King lo miro como sí hubiera enloquecido.

Más silencio.

— ¿¡Qué!? — El grito de King por fin se escuchó por todo el lugar, pero ninguno le tomó importancia porque ya era algo normal con ellos dos.

— Ya escuchaste, pequeña hadita. — Le dijo con una sonrisa. — Un beso o nos quedaremos aquí el resto del día, además alguien podía entrar y encontrarnos aquí.

Con esa frase le recordó a King en que clase de posición se encontraban aumentando mucho más el sonrojo de sus mejillas.

— No haré algo tan vergonzoso. Y menos contigo.

"Además ese beso lo estoy guardando para alguien especial." Continúo en su mente con la imagen de la dulce Diane sonriendole.

— Jooo... No eres nada divertido, hadita. — Se quejó Ban pero sin quitar la sonrisa divertida de su rostro.

— Deja de decirme así. — Respondió enojado. Tenía unas ganas tremendas de atravesarlo con su lanza, pero no quería ensuciar nada de sangre.

— Hadita, ¿Sabes lo que pasa cuando un ladrón no consigue lo que quiere por las buenas?

King lo miro confundido, negando con la cabeza. "¿Ha dónde quiere llegar con eso?

— Bueno, el ladrón simplemente lo roba y problema resuelto.

Dicho y hecho. En menos de un segundo sus labios fueron apresados por los del contrario en un beso arrebatador que le quitó el aliento. King lo empujaba para apartarlo pero, en vez de eso, Ban parecía acercarse mucho más a su cuerpo. Con un rápido movimiento de manos tomó ambas muñecas y la llevó sobre su cabeza mientras lo obligaba a separar los labios para dar pasó a su lengua.

Ban siguió con su asaltó durante unos cuentos segundos, recorriendo con sus labios y lengua todo el espacio disponible y a su disposición, no dejó lugar sin marcar con su sabor para que el contrario lo tuviera presente durante todo el día. Se separó con un ruidoso y húmedo sonido que hizo eco por la habitación, contempló por un momento las mejillas sonrojadas de King; estaba sofocado y le faltaba el aliento, sus ojos vidriosos con una pizca de excitación y deseo, suaves jadeos escapaba de sus labios hinchados por el beso y su cabello era un desorden enmarañado.

— El mejor tesoro que he robado. — Se alejó lamiendose los labios, dejando a King todavía desorientado sobre la cama.

— Ahhh... — Se estiro relajado su cuerpo. — Iré a ver que quiere el Capi~ Nos vemos luego, Hadita.

King se desmayos debido a la vergüenza y la irá acumuladas en su cuerpo, mientras Ban desaparecía por la puerta con una risita.

***

Por otro lado, desde las sombras, oculto como un maldito acosador, se encontraba Gowther observando todo con ojos analíticos.

— Oh, así es como se dan los buenos días los amigos. — Afirmó para sí mismo caminando hacia donde se encontraban los demás.

— Gowther. — Le saludo Meliodas cuando lo vio entrar.

— Buenos días, capitán. — Respondió plantandole un beso en la boca. 

Un beso robado [BanxKing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora