CAPITULO 1

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La garganta de Sakura se cerró cuando vio que el auto cruzaba las rejas de su casa. El Príncipe Kim Hyun Joong llegaba. Se alejó de la ventana.

-¿Por qué te paras allí? -preguntó su hermana de quince años-. No podrás verlo.

-Creo que puedo esperar -replicó Sakura tensa y temblorosa. Maeri estaba acompañada de Joan, de doce años, y de Elaine, de cuatro, quien no sabía de qué se trataba tanto alboroto. Las tres trataron de ver lo que ocurría desde la ventana. Sakura inhaló hondo y con lentitud. Lo que emocionaba tanto a sus hermanas era un purgatorio para ella. ¿Era eso real?, se preguntó, tensa. Vivía en Inglaterra, en el siglo veinte, la era de la liberación femenina. ¿Cómo podía estar comprometida por convenio con un desconocido? Sin embargo, lo estaba.

-El auto se detiene... tiene una banderita en el cofre. Deben ser los colores de la familia real de Dharein -comentó Maeri -El chofer está saliendo... abre la puerta trasera... puedo ver la pierna de un pantalón...

-Por el amor del cielo, calla -suplicó Sakura con un sollozo. Maeri la vio hundirse en una silla y ocultar el rostro con las manos.

-No usa tocado -se quejó Joan.

-Cállate -ordenó Maeri –Sakura se siente mal.

-No puedes enfermarte ahora -Joan miró a su hermana mayor con horror-. Papá se pondrá furioso y mamá ya está en órbita como están las cosas.

-¡Sakura! -exclamó Maeri -¡Hyun Joong es guapísimo! No bromeo.

-El príncipe Kim Hyun Joong -corrigió Joan-. No puedes tener tanta confianza.

-Por favor, va a ser nuestro cuñado -protestó Maeri, sin pensar. Sakura saltó. La cabeza le dolía. La mañana fue muy lenta. Nadie habló durante la comida. Sakura no comió y su padre tampoco. Este no pudo soportar la mirada acusatoria de su hija y por fin se refugió en la biblioteca.

-De veras está guapo –Maeri tomó a su hermana del hombro.

-Entonces, ¿por qué no puede comprarse una esposa en casa?-Sakura siguió llorando y se cubrió el rostro con el pañuelo.

-¡Váyanse! –Maeri miró con enojo a Joan y Elaine-. Y no se atrevan a decirle a mamá que Sakura está llorando.

-¿De qué tanto llora? -Joan frunció el ceño-. Va a ser una princesa. Yo no lloraría, estaría feliz.

-Es una lástima que no hayas sido la mayor, ¿verdad? – Maeri abrió la puerta. La cerró con violencia. Avergonzada por su desahogo, Sakura apartó su cabello de la cara y se limpió los ojos.

-No puedo creer que esto esté pasando -confió-. Pensé que no se presentaría.

-Papá dijo que sí lo haría puesto que es una cuestión de honor- Maeri parecía distante-. ¿No te es extraño recordar cómo nos reíamos cuando papá contaba una y otra vez la historia de la ocasión en que salvó la vida del rey Fugaku al detener una bala? Creo que la oímos miles de veces -exageró-. Y yo solía reír diciendo cosas horribles acerca de que serías la esposa número dos... ¡era una broma de familia!

Una y mil noches de amorWhere stories live. Discover now