Capítulo 11.- Quédate

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La chica se despidió con una sonrisa sincera y se fue.

Tony llegó al departamento y no encontró a Mauro por ningún lado

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Tony llegó al departamento y no encontró a Mauro por ningún lado. Quería pedirle disculpas por haberle gritado tanto, en verdad no quería perder su trabajo. Amaba cocinar y ahora que estaba calmado se sentía mál por haberse alterado. Iba a decirle al Chef que se iría a casa de Wil para no causarle más incomodidades, que la distancia era lo mejor para los dos.

Iba a su cuarto cuando tocaron a la puerta. Al abrir, de pie estaba una mujer alta, vestida muy elegante, era muy bonita y se parecía a Mauro, pero en una versión tierna. Traía en brazos a una pequeña niña rubia hermosa de ojos verdes, tendría quizás unos dos años y a su lado, un peludo cachorro color blanco.

—Hola, ¿se encuentra Mauro? —Preguntó.

—Nop. Lo busqué y no lo encontré.

—¿Tú eres su compañero de departamento? —Ella se veía muy estresada.

—Sí, mucho gusto soy Tony.

—¡Ay Tony cuida un rato a mis niños por favor! —Ella hizo un gesto de súplica.

—Pero no me conoces, ¿cómo le confías a tu hija a un extraño? —esta mujer estaba muy loca— Espera, ¿el perro también es tu hijo?

—Sí. Ambos son mis niños —ella dio un beso a la mejilla de la bebé.

—¡Pues qué peludo te salió el chiquito!

Ella miró a Tony con una amplia sonrisa y rió por su comentario.

—Yo sé quién eres, Mauro me dijo por teléfono que su compañero de departamento era una pulga insoportable que lo había besado.

—¡¿Qué?! —Tony parpadeó sorprendido.

—Le pregunté qué estaba pasando, dijo que eras bueno pero que no soportaba la confusión que le estabas causando. Lo tienes idiotizado —ella pronto recordó que no se había presentado y extendió su mano— Por cierto, soy Naty, su hermana. Esta princesa hermosa es mi hija Celeste y este guapo niño es nuestro cachorro Houdini.

—¿Por qué te diría que soy bueno y que lo besé? —Tony rodó los ojos— Es un chismoso.

—Porque no solo soy su hermana, también soy la única amiga que tiene ese bruto. Es muy necio de verdad, es lo más testarudo que te hayas encontrado, y en lo que respecta a él y a mí, nos llevamos muy bien, tanto que me ayuda a cuidar a mis bebés.

La voz de aquella chica le hacía sentir a Tony que decía la verdad.

—Ya no quiero hablar de Mauro, es muy cansado. Mejor entra y lo esperas, yo estaré en mi habitación.

—Él tiene un carácter muy difícil y créeme, es mi hermano mayor, no te imaginas cuántos novios me espantó. Para presentarle a mi esposo casi estuve a punto de vestirlo con un chaleco antibalas —bromeó— pero te soy honesta, Mauro nunca había demostrado sentimientos como cuando se refiere a tí, esto es muy nuevo para él, ten paciencia, valdrá la pena —ella se veía con prisa— y discúlpame que te moleste, pero por favor cuida a mis hijos un rato, mi esposo está de viaje y no tengo a nadie más que pueda quedarse con ellos. Vendré a buscarlos antes de que abra el restaurante. Tengo una junta en mi trabajo y es muy importante. El tonto de mi hermano no me contesta el teléfono, le mandaré un mensaje y le diré que están contigo, tengo que irme ahora.

Tony, chocolate y picanteWhere stories live. Discover now