~Capítulo 17~

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—¿Te veo en el descanso? —me pregunta, y suspiro pensando en la botella de agua falsa. Aiden frunce el ceño y se muerde el labio inferior— ¿Sería demasiado?

Quiero decirle que sí, que preferiría estar sola. Pero algo en mí va en contra, y me veo negando con la cabeza.

—Hasta entonces será.

Y dicho esto, ambos sonreímos. Creo que hubiésemos seguido con nuestro juego de miradas de no ser porque tengo que empezar mi día laboral, y Aiden seguir con el suyo.

Guardo mi mochila en el locker, me pongo el uniforme y me dirijo hacia las habitaciones asignadas por Michelle.




Una vez que terminé con las primeras habitaciones, llega la hora de mi descanso. Y aparentemente, lo comparto con Jeremy, quien entra a la sala de descanso con su compra en el McDonalds de la vuelta.

Cuanto entro, posa su mirada en mí y comienza a ponerse incómodo, a removerse en su lugar. Por último, atina a levantarse para dirigirse hacia otro sector, lejos mío.

Largo una risa por su actitud, la cual logra que frene sus pasos. Jeremy me observa con el ceño fruncido, y yo le sonrío.

—¿Ya no te caigo bien? —parece desconcertado— Hola Jery.

Ladea con la cabeza, y sigue sin entender por qué tanta simpatía de un día para otro.

—¿Estás drogada?

Largo una fuerte carcajada.

—No, sólo quiero compartir el descanso con mi amigo —vuelve a fruncir el ceño y suspiro— Lo siento si estuve de malas contigo, pero ya no quiero estarlo. Te echo de menos —su semblante se suaviza— ¿Puedes perdonarme?

Se queda un largo período en silencio. Creo que va a decirme que no, y está bien, sería entendible.

Pero cuando me veo resignada ante su posible respuesta, me sorprende con un abrazo.

—¡Eres una idiota nivel mil! —me río y hace que lo mire— Claro que te perdono. Ay, Chimuelo... no tienes idea de cuánto te he echado de menos. Y cuánto me has preocupado —su rostro se transforma, como si la lucecita de las ideas se le hubiese encendido— ¿Vamos a hablar sobre tu crisis?

Si Aiden no me preguntó al respecto, lo iba a hacer Jeremy. Aunque estoy segura de que Aiden está dándome tiempo para preguntar al respecto.

—No vale la pena ahora.

Me siento en una silla, y él imita mis movimientos, sentándose a mi lado y sacando su Mc combo.

—Claro que vale la pena.

—Creeme, no lo vale.

Suspira y asiente, sabe que no va a obtener otra respuesta más que esta.

—De acuerdo, pero ¿cómo estás ahora?

Me encojo de hombros y abro la botella de falsa agua. Me alejo disimuladamente, tal vez exagero, pero no quiero que el aroma le llegue a Jeremy. Por si acaso, digo.

Bebo dos largos tragos, tratando de ocultar mi rostro ante la sensación de fuego que me produce el líquido.

—Estoy bien —miento.

Jeremy sonríe.

—Eso es lo que importa entonces.

Y mientras él degusta su hamburguesa, yo intento comer mi pollo con brócoli.

Tú, mi refugioOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz