Omar Valente

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Omar Valente era el típico porteño. Se levantaba no muy temprano y después de meticuloso aseo, que incluía planchar el pantalón de su traje para reafirmar la raya, y pulcramente doblando el diario de ayer que el vecino le tiraba debajo de la puerta salía de su apartamento en el 4 piso de la calle Sarmiento.

 Lo del diario del día anterior era una de esas cosas, que un buen observador notaria inmediatamente representaba a Omar por completo.

 Como Omar decía, no hacia falta estar "tan" al día con las noticias, y un día mas en aprender las ultimas nuevas no iba a modificar el curso del universo para nada. Así pasaban los eventos por la vida de Omar. Todo lo tocaba de costado, nunca participaba de las cosas y simplemente leía sobre ellas como quien lee historia antigua.

  Eso y el hecho que era un tacaño empedernido al cual no se le podía sacar una moneda ni dándolo vuelta y sacudiendo, pintaban a Omar por completo

Antes de salir del departamento se aseguro como siempre que estaba todo en orden. Mirando se en el espejo de cuerpo entero que tenia al lado de la puerta (que había encontrado en el incinerador un tiempo atrás) verifico que todo estaba en su lugar y de forma correcta.

-Chambergo, listo

-camisa lavada y planchada, si

-corbatín negro simétricamente presentado?  Correcto

-saco repasado y libre de pelusa? Si

-pantalón con linea bien visible?

Y así seguía hasta llegar al piso

-mocasines lustrados con grasa? Si

Todo listo, saco las llaves del bolsillo muy suavemente asegurando se no mover el saco mucho en la operación y abrió la puerta. 

Mientras estaba cerrando se puteo por no haber prestado mas atención y haber escuchado a ver si había alguien en el pasillo.

-hola Doña Ernestina, como le va hoy?

Pregunto el con delicadeza y con la voz lo mas baja posible rogando que ella no lo escuchara bien y que simplemente le sonriera. Doña Ernestina nunca admitiría que estaba mas sorda que una tapia.

Pero no tuvo suerte; ella lo había escuchado

-y aquí ando, como quiere que ande. Empezó ella con uno de sus latiguillos mas usados.

-Se entero de la ultima? - continuo, y sin esperar respuesta alguna prosiguió. 

- Quieren aumentar las expensas! De donde quieren que saquemos mas dinero los de la administración, me quiere decir? 

A esta altura Omar ya sabia que se venia una ametralladora de protestas. 

-Si además quieren aumentar para poder tener un fondo de arreglos, me quiere decir que tenemos que arreglar nosotros? Que culpa tengo yo si a la del 3B se le rompió una cañería que va por el piso y le arruino toda la ropa al del 2B? Esa algo habrá hecho para que se le rompa la cañería, no? Yo vivo acá hace 30 años y nunca se me rompió nada! Debe ser por todos los tipos que se trae esa a la casa, porque le digo, que esa es una rápida que no sabe! Deben hacer la porquería en cualquier lado; en el piso lo deben hacerlo, y por eso,  dale que dale en el piso se le rompen las cañerías! 30 años viviendo en este edificio nunca se me rompió nada a mi! 

Omar asentía con media sonrisa a cada frase de doña Ernestina, mientras pensaba que a ella probablemente hace 30 años que no le ve la cara a dios, que por eso no se le rompía nada. Dudaba si siquiera tendría el himen roto la vieja esta. La edad no la había ayudado mucho, pero Omar no creía  que esta vieja alguna vez haya sido objeto de deseo alguno, a no ser que uno cuente deseo de vomitar.

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⏰ Last updated: Apr 08, 2020 ⏰

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Omar ValenteWhere stories live. Discover now