Capítulo Único (1/2)

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Louis revisó rápidamente lo que su cliente le había dicho comprobando que la teoría del hombre era cierta y viendo otros problemas como una válvula a la que le quedaban unos meses de vida y sugiriendo algunas mejoras con la pasión que siempre mostraba cuando hablaba de motos. Su pasión era tal que casi no se daba cuenta de la cercanía del otro que con sus piernas le rozaban la espalda mientras él hacía su trabajo agachado, y la insistente mirada en su nuca y las partes descubiertas de su cuerpo.

Se levantó quedando satisfecho con el examen y también porque sus ojos habían empezado a picar emborronando su visión. Sacó un pañuelo de papel del bolsillo, se frotó los ojos y se sonó la nariz sin conseguir que saliesen los duendecitos que parecían haberse metido en ella para hacerle cosquillas, miró a su alrededor sin encontrar a ningún gato que pudiese producirle esa reacción alérgica y en ese momento su padrino salió de la casa, literalmente gruñendo como un perro. Y el caos se desató.

—¡Apártate de mi cachorro, maldito escupe bolas de pelo! —gritó Jeremy, interponiéndose entre los dos jóvenes y empujando a Louis detrás de sí.

—No lo toques, idiota, o te arrepentirás —siseó Harry —. Es mío.

—¡Ni hablar! No le vas a tocar ni un sólo pelo, vete a jugar con tu bola de lana y sal de mi territorio —gruñó Jeremy.

Algo demasiado parecido al siseo de un gato salió de la boca entreabierta de Harry. Louis estornudó repetidas veces, pero cuando pudo volver a levantar la vista observó con asombro que las pupilas de Harry se habían alargado como las de un felino y entonces, con horror, lo comprendió todo. Ese hombre era un cambiaformas felino, de igual modo que su padrino y Brandon eran cambiaformas canino, el primero podía transformarse en un perro negro de gran tamaño y el segundo en un lobo gris con el pelaje de claros colores castaños.

Los cambiaformas estaban destinados a tener una pareja con la que pasar el resto de su vida; si la encontraban y no podían tener a esa persona, en muchos casos morían lentamente de pena. Sus tutores habían tenido la suerte de ser ambos el mismo tipo de ser y haber sido amigos desde el colegio cuando a los dieciséis años habían alcanzado la madurez y se habían identificado como pareja. Ahora, según parecía, era la pareja destinada de ese hombre, Harry Styles, alguien a quien acababa de conocer y que, por desgracia, era un cambiaformas felino, de entre todas las cosas, la animadversión visceral de su padrino por los gatos y su alergia a esos animales no facilitaban nada las cosas.

—¿Por qué a mí? —lloriqueó Louis, en shock por el descubrimiento sin escuchar los insultos que se seguían lanzando los dos hombres, antes de volver a estornudar y frotarse los ojos que le picaban como si estuviese cortando cebolla.

Poco después, pese a su mala visión, se percató de que Jeremy parecía comenzar a tener más pelo en los brazos y la alarma por ese hecho logró sacarle de su conmoción y se colocó entre los dos sujetando a su padrino por los hombros.

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