Ego

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No me gustó su comentario, pero me callé, ya que había retrasado la cola de saludos. Salí de esa reunión y me dirigí hacia el cuarto de un paciente donde la jefa de enfermería estaba, le dije que ya me tenía que retirar, la noche que me había tocado era una de esas, de las que no se podía cerrar un ojo. Cada guardia nocturna teníamos un día libre.

Y lo que había pasado hace un momento, me tenía sin cuidad, ya vería la manera de cómo trabajar sin incomodarme con ese doctor. Rápidamente cambie de ropas y tome un taxi fuera del hospital.

IV

Pasado ese día de descanso, temprano en la mañana estuve en cardiología ya que tenía que llegar 20 minutos antes para ponerme el uniforme, para ello siempre pasaba por el hall de los médicos para llegar al de las enfermeras, cuando pasaba nuevamente por el hall de médicos me lo encontré escribiendo en una agenda; él también estaba de turno. Lo salude debidamente y me retire para recibir el reporte de enfermería.

Más tarde en la estación de enfermería, el Dr. Wood se acerca para decir sobre un cambio de medicamento hacia una paciente con insuficiencia cardiaca y se fue. Lo extraño estaba que de las tres enfermeras que estábamos solo fijaba la mirada en mí. Noté que yo lo tenía que hacer.

Pasaba la mañana y estaba tranquila hasta que Dr. Wood noto que en un paciente la herida estaba supurando. Habló: -¡Rápido el coche de curaciones!

Corrí hacia el coche, solo implemente algunas soluciones antisépticas y estuve en el cuarto del paciente rápidamente.

-Ja! Si que eres rápida, Annie ¿Asi se llama verdad?

- Soy eficiente en mi trabajo, y sí me llamo Annie.

-Me imagino que no han tenido queja de ti... Hablaba mientras yo le alcanzaba los guantes estériles.

-Así es...

Terminó de limpiar y curar la herida... y me dijo: que gusto trabajar con alguien así. Yo lo tome como un cumplido.

Así termino mi turno sin ninguna novedad

V

Pasaban los meses, y me acostumbré ver al Dr. Wood trabajábamos siempre bien y con rapidez, nos habían puesto los apodos Hipócrates y Nightingale de Cardiología. Inclusive en los concursos internos del hospital recibíamos premios por investigación; cada uno en su categoría profesional.

Y en cada turno, cuando pasaba para el hall de enfermeras, siempre lo encontraba apuntando algo en su agenda y siempre me miraba sin decir nada. Un día me detuve en frente de la puerta y le dije:

-¿Qué me ve? ¿Le gusto? , le extendí una sonrisa.

-Sí me gustas.

Solté una risa, me estaba tomando el pelo, pensé

-¿Por qué la risa?

Mi actitud no le gustó, de lo que había aprendido en este corto tiempo es que a Wood no le gusta que sea el tema de risas o momentos vergonzosos. Para disimular dije:

-Solo pensé por un breve momento, como usted sería fuera del hospital y más si es de enamorado. Es un poco serio y no me lo imaginaria de otra manera.

-¿Eso piensas?, bien te demostraré que si lo puedo hacer.

Salí del hall de médicos aguantando una nueva risa, solo pensé de nuevo que solo lo decía para no caer su orgullo. Deje en el aire lo que me había dicho y me dispuse a trabajar. Así se pasó la mañana muy rápido, creo que de las muchas cosas que tenía que hacer, terminé mi turno. Un bonito día para almorzar fuera del hospital.

De pronto vibró mi celular, un mensaje: ¨Espéreme al frente del hospital, almorzaremos juntos¨. El número no era de mis contactos, me preguntaba quién me lo había enviado, y sin darme cuenta había cruzado la calle en frente del hospital, sentándome en una banca. No pasó dos minutos, cuando sentí que alguien cogía mi mano y me levantaba de esa banca caminando apresuradamente, me di cuenta que era Wood.

Un amor del ayerWhere stories live. Discover now