Treinta y dos (*)

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—Oh Dios —Susurro dando un par de pasos al interior.

Una cama matrimonial se encuentra pegada a una de las paredes, un par de cuadros con paisajes se encuentran a un costado de la cama y un par de lámparas le dan un aire romántico al cuarto. Frente a la cama se encuentra un gran televisor y debajo se encuentran perfectamente escoradas algunas fotografías de William y mías. Las cortinas de color gris se encuentran corridas, y por el tamaño deduzco que una gran ventana es la que se encuentra del otro lado.

No sé en qué momento Will se me ha alejado de mí y me sonríe desde el otro punto de la habitación.

—Ven aquí nena —Camino hasta donde se encuentra y él toma una de mis manos, empuja la puerta de madera que se encuentra frente a nosotros y creo que, en este punto, no puede haber nada mejor.

— ¿Alguna otra sorpresa que quieras darme? —Cuestiono con aire juguetón mientras me adentro al baño, el cual parece haber sido sacado de una de esas películas románticas famosas.

Una tina se encuentra llena hasta el tope, varios pétalos de rosas flotan sobre el agua y un par de copas se encuentran a un lado de la bañera. Varias velas se encuentran alrededor de la tina y el ambiente por mucho, es el más romántico que he visto.

—Eres completamente increíble —susurro antes de darme la vuelta y envolverlo con mis brazos.

WILLIAM

Los brazos de Anne me rodean el cuello, en pocos segundos tengo sus labios sobre los míos, moviéndose en sintonía, dotándome de todas aquellas sensaciones maravillosas que me hacían perder la cabeza.

—Deberíamos probar el agua —murmuro contra sus labios —se ve exquisita.

Una sonrisa juguetona se apodera de sus labios, se aparta de mi cuerpo, tan solo un poco para permitirse aflojar la corbata que traigo puesta. Cuando lo consigue, vuelve a besarme.

Mis manos se aferran a su cintura, permaneciendo en ese sitio por varios segundos antes de viajar hacia su espalda, recorriendo el lugar e intentando encontrar el cierre del vestido, lo deslizo hacia abajo sin dudar, sin esperar ni un solo segundo. Lo bajo lentamente este hasta que él vestido se encuentra perfectamente suelto como para permitirme deslizar las mangas a través de sus brazos, consiguiendo sentir lo suave de su piel.

Pocos segundos después, el bonito vestido se encuentra en el suelo, reparo en la ropa interior que Anna lleva puesta, un conjunto negro de encaje, mi entrepierna comienza a molestar con solo ese vistazo de ella luciendo tan sexi como nunca.

—Esto es injusto —susurra apartándose de mi cuerpo —Yo estoy casi desnuda y tú te encuentras perfecta y completamente vestido.

—Eso no es un problema —aseguro. Me quito el saco, asegurándome de lanzarlo lo suficientemente lejos de las velas que se encuentran a nuestro alrededor, no quería provocar un incendio.

Sus manos se dirigen a los botones, desabrochándolos con agilidad y luego, coloca sus manos justo en la hebilla de mi cinturón.

Sonríe coqueta, mientras se apega lo suficiente como para conseguir juntar nuestros labios y antes de preverlo, las prendas han desaparecido.

—Es tu turno —mi voz sale ronca, mientras mis manos se colocan a los costados de su cintura y la apego aún más a mí. mis manos viajan desde si cintura hasta su espalda, consiguiendo dar con el broche del sujetador el cual libero sin demasiados contratiempos.

Un leve grito brota de sus labios en cuando la tomo en brazos, enrolla los brazos alrededor de mi cuello y en esa misma posición, nos adentramos a la ducha.

El agua está en la temperatura adecuada, ni un grado por encima ni por debajo, justo como debe de estar.

La calidez del agua no hace más que aumentar mi estado de placer, dejo a Anna dentro de la tina antes de meterme por completo, ella se coloca en una de las puntas mientras yo me acerco hasta ella para besarla nuevamente. Esta vez no permanezco mucho tiempo en sus labios, viajo a través de su cuello para dejarle leves mordiscos provocando jadeos de su parte.

Mis manos cobran vida, acariciando cada parte de su cuerpo, dejando caricias y leves masajes en las zonas donde sé perfectamente que ella necesita.

—Will...—Escucharla susurrar mi nombre en semejante estado de placer hace que quiera estar dentro de ella ya, sin embargo, hoy quiero hacerla disfrutar.

Mis manos regresan a su cintura, elevándola con ligereza, pero lo suficiente como para permitir que la parte superior de su cuerpo, salga del agua, dejo un camino de besos, desde su mentón bajando por su cuello, llegando justo a la zona que necesito.

Un gemido glorioso brota de su cuerpo cuando mi lengua toca su piel, haciéndola arquear la espalda. Sonrío con satisfacción, continuando con mi labor.

Tomo los bordes de sus bragas y me separo de ella para poder deslizarlas por sus piernas. Sin perder tiempo me acerco nuevamente hasta donde se encuentra, mis manos viajan hacia la delicada y suave zona, Anna gime con fuerza cuando consigo colocar uno de mis dedos en su interior, arquea la espalda mientras cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás.

—Ahh —una sonrisa se apodera de mis labios ante sus jadeos.

—¿Te gusta, nena? —Me apego a ella, la observo asentir antes de ser capaz de enfocarme con la mirada

—William te necesito ya —Sus suplicas es todo lo que necesito para incrementar mi estado de éxtasis—Por favor.

Asiento, abriendo sus piernas por debajo del agua, acomodándome de tal manera que me permitiera quedar justo en medio de ella.

—Mírame —me enfoca, mirándome con deseo mientras muerde el labio inferior y se apega al borde de la bañera.

—Te necesito —repite en un susurro, y es todo lo necesario

Anna gime cuando me encuentro en su interior, al mismo tiempo que arquea la espalda y la siento aferrarse a mi cuerpo. Gruño cuando se mueve contra mí, el roce de nuestra piel es sensacional, me lleva al éxtasis por completo.

Nuestros movimientos eran rítmicos y la sensación que me provoca amenazan con hacerme volar la cabeza de placer.

Los minutos pasan, el placer aumenta cada vez más y cuando ella gime mi nombre, con un grito glorioso, es lo necesario para hacerme alcanzar el punto más alto.

La explosión de placer ocurre al mismo tiempo, me muevo un par de veces contra ella antes de llegar a la cima.

—Te amo tanto —Susurro entre jadeos antes de plasmar mis labios contra los suyos.

—Yo igual lo hago, no te imaginas cuanto —Habla. Me deslizo hasta el otro lado de la tina, intentando regular mi respiración y antes de que pueda darme cuenta, ahora es Anna quien se posiciona sobre mí.  Cierro los ojos por un par de segundos, pero los abro en cuanto siento una de sus manos posarse ahí.

—Ahora te toca a ti disfrutar cariño —Susurra con picardía mientras sonríe y entonces sé, que esto está lejos de acabar.

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Amor por Contrato[SAV #3]  ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt