Los seres humanos le empujaron dentro de éste sin preguntarle. Trató de reclamar, pero se encontró dentro del vehículo en un abrir y cerrar de ojos. Notó cómo algunos de ellos se sentaban, otros se paraban agarrados de unos fierros en el techo, entonces al ver que todos los asientos estaban tomados, quiso tomar uno de aquellos fierros, más una mano pálida se lo arrebató.

Su labio inferior se expuso un poco, con tristeza, al haberse quedado sin agarre, y sólo se quedó ahí, luchando con su propio equilibrio para no caerse. La persona que le había arrebatado el agarre estaba de espaldas a él, vestida con prendas de color negro, un abrigo verde militar y un cabello rubio desprolijo. Era de su misma estatura, pero Jimin se sentía más pequeño que él. Quizá la presencia del sujeto delante suyo era extremadamente presuntuosa, más su aura, su aura expresaba soledad y tristeza. Quiso tocarle el hombro, para preguntarle si se encontraba bien, pero se arrepintió al recordar que probablemente él no lo vería, por más de que lo intentara. 

Se quedó observando la espalda ancha de la persona de espaldas a él, pero se perdió en sus propios pensamientos. No sabía por qué, en su cabeza comenzaban a armarse preguntas, sobre cómo sería la personalidad de su humano, sobre qué haría cuando le viera, si lo abrazaría y lo saludaría con amabilidad, si acariciaría su rosa cabello con una sonrisa y diría algo como ''Oh, mi bonito espíritu, ¡estaba esperándote!''. En su rostro se hizo una sonrisa al pensar en su humano, pero se borró instantáneamente cuando el sujeto delante suyo dio la vuelta en el lugar, con un semblante aterrador. El rostro de aquel joven se encontraba bastante pegado al del pelirrosa, acto que consiguió ponerlo un poco incómodo, de esta manera juntó sus labios, haciéndolos desaparecer un poco, ante la vergüenza repentina que sintió. Le enfureció que sólo él estaba sufriendo la situación, ya que el sujeto delante de él no podía verlo, ni notar su cercanía.

Sin embargo, y para sorpresa de Jimin, la persona delante de él se alejó unos centímetros, con un ceño fruncido, preguntándose por qué ése niño de cabello rosa estaba tan cerca de él. Jimin, en ese instante, sintió la magia de hacer contacto visual con alguien. Pudo notar, que el chico delante suyo estaba mirándolo a él, y nadie más. No a lo que estuviese detrás de él, no a algún cartel del tren, no, sólo a él. Entonces se dio cuenta, lo comprendió todo, entendió a quién tenía justo delante de él. 

—Eres tú —le dijo, con felicidad, manteniendo una amplia sonrisa. El semblante del chico se arrugó más.

—¿Qué?

—Tú eres mi humano.

—¿Qué? —repitió, las personas a su lado comenzando a mirarlo de manera extrañada. ¿Ése tipo está hablando solo?—. Yo no te conozco.

—¿Estás hablándome a mí? —se giró un hombre. 

—No, estoy hablándole a él —señaló al chico de cabello rosa. El señor le miró sin comprender.

—¿Qué ''él''? Ahí no hay nadie.

—¿Cómo que no? Este niño de cabello extraño, a él le estoy hablando.

—Joven, ahí no hay nadie —se entrometió otra mujer.

—¿Es que están ciegos? 

—No, tú estás alucinando.

—Bueno, tiene pinta de esos adolescentes drogones, por lo que no sería una sorpresa... —se escuchó a la lejanía. El rubio mordió su labio por aquel comentario.

—No estoy alucinando, tengo un niño de cabello rosa justo delante de mí.

—¿Deberíamos llamar a emergencias? ¿Y si tiene un brote psicótico?

Como todas las noches [PJM+MYG]Onde histórias criam vida. Descubra agora