-Te amo, Ram...- Nada salía cómo lo planeaba en su mente de nueva cuenta.
«Mierda, lo dije...»
-Y yo a ti, Ban, muchísimo.-
Se cubrieron únicamente con una pequeña cobija que los cubría perfectamente sí permanecían cerca, pronto el sueño le ganaría a ambos, permitiéndoles descansar en su suave estadía, ahora tranquila. Las horas pasaron y fue el menor el primero en despertar. Se liberó con cuidado del chico, apresurándose a vestirse, era bastante temprano así que sabía que nadie le iba a notar sí estaba o no presente, únicamente Ram, pero estaba durmiendo plácidamente.
«Es mi oportunidad de huir.. No puedo verlo al rostro después de lo salvajes que fuimos anoche, estúpido Ram, ¿Porqué tienes que ser tan lindo y convincente conmigo?»
Maldijo con amor en su mente, apresurándose a querer salir de la casa, besó la mejilla del mayor y fue a la parte de abajo después de salir y cerrar la puerta de la habitación. Todo vacío, todo tranquilo, el momento perfecto para una fuga tranquila.
O al menos eso creía...
-¡Ram, ya estoy en casa! ¡Regresé antes para traerte tus regalos, cariño!- gritó la mujer con fuerza, provocando un sobre salto por parte del menor que iba bajando las escaleras con prisa. -Oh, Ban, que alegría verte.-
-S-Sí.. Igualmente señora mamá de Ram.- Comenzó a sudar, después de lo sucedido no quería ver a nadie aún, necesitaba procesar lo sucedido y apareció ella.
-¿Ya te vas, querido? Es súper temprano, quedate un rato más, les haré el desayuno.-
-N.. No gracias, señora mamá de Ram, en realidad yo.. Debo volver a casa y.. Mi hermano me espera, de verdad debo irme ya.-
Pronto esa voz le torturó de sobre manera al escucharla, seguida de alguien más, ¡¿Porqué había alguien más?!
-Hola, mamá... Buenos días, Ban, ¿Dónde estabas?- preguntó Ram abrazándolo por la espalda, el mayor vestía una camiseta blanca y larga acompañada de un bóxer negro.
-Buenos días a ambos, par de ruidosos...- dijo Randy pasando a espalda de ellos, dirigiéndose a la cocina acompañado de su pareja Frepp.
-¿E-Estabas ahí?- murmuró bajito lo anterior en lo que Ram y su madre hablaban.
-¿Qué sí escuché? Era imposible no escucharlos, par de cochinos.- dijo en un tono burlón riendo por lo bajo, su pareja sólo intentaba no mirarlo a los ojos, comprobando que de verdad estuvieron todo el tiempo en la habitación.
El castaño se giró a ver a la madre de su pareja y a aquel chico, pronto vio a la mujer cerrar la puerta detrás de ellos, se había quedado sin escape.
-¿Te quedaras a desayunar, Ban?- preguntó el de cabellos rizados.
-Quien sabe, con eso de que "cenó" muy bien, quizás no tiene hambre.- dijo Randy en un tono burlón ante la situación, entrando al fin a la cocina en compañía del chico de cabello azúl.
«Voy a matarlo.. Lo haré.»
-Pero, y-yo tengo que ir a casa, no puedo quedarme.-
-Ayer temprano me dijiste que no iba a haber nadie en tu casa hasta la noche, no pasará nada sí llegas más tarde.- dijo Ram emocionado yendo a abrazar a su pareja, quien se estaba muriendo de vergüenza, su rostro lo dejaba en evidencia de ello.
-Entonces parece no haber problema con quedarse a comer con nosotros.- dijo la dulce voz de la mujer, yendo a la cocina.
-Pero... Pero...-
-Está bien, Ban.. Mamá hace unos desayunos increíbles. - dijo con inocencia su pareja al comenzar a llevarlo a la cocina.
«¡NOOOOOO!»
Por la mente del menor únicamente podía pasar que había sido una mala idea, que había arruinado todo con no irse antes.
Su rostro se encontraba de un carmesí intenso mientras esperaba dicho desayuno, no podía ver a nadie a la cara por las cosas que había hecho la noche anterior. La pareja del chico sostuvo su mano, intentando darle un apoyo para que tomara confianza y fue entonces que aún con sus nervios, recordó el importante motivo por el cual se había quedado a dormir.
Amaba a Ram y eso es lo que le importaba.
Pero no podía dejar de pensar una cosa en especial.
«EL AMOR DE RAM ME VA A MATAR.»
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