—Pero por algo Will te pidió que no te dejara sola. No debí hacerlo. —suena mortificada mientras toma una de mis manos —si algo te hubiese sucedido, yo no me iba a perdonármelo jamás.

—No es tu culpa —aseguro —no intentes responsabilizarte, agradezcamos que Dann llegó justo a tiempo de lo contrario...—un ligero estremecimiento se apodera de mi cuerpo. —no quiero ni pensarlo.

Antes de que mi amiga pudiese darme una respuesta

—No te culpes Montse. Agradezcamos que no pasó a mayores. —Ella me envuelve con sus brazos una vez más y nos separamos en cuanto Dann entra nuevamente a la habitación.

—¿Qué ocurre? —el semblante preocupado que mantiene en el rostro me inquieta.

—Era William —informa.

—¿Qué dijo? —cuestiono —¿Está enterado de todo?

Él asiente.

—Al parecer estuvo recibiendo mensajes de un numero privado —confiesa.

Cierro los ojos, ahora todo parecía encajar, su preocupación por no dejarme sola, lo inquieto que lucía al marcharse en el aeropuerto, maldición, ¿no podía decirme solo lo que ocurría? Al menos así hubiese estado prevenida.

—Lo rastrearon, y consiguieron una factura relacionada con ese celular —continúa.

—¿Y bien? ¿De quién era? —él parece dudar en dar una respuesta.

—El celular está a nombre de Joan García.

Jadeo, cerrando los ojos mientras todo encaja en mi cabeza, la discusión que había mantenido con William, su advertencia al final. Todo absolutamente tenía sentido ahora.

Y no sabía, porque siquiera me sorprendía.

WILLIAM

Iba a matarlo, cuando lo tuviera enfrente iba a matarlo.

Abro y cierro las manos formando puños, intentando controlar la rabia que inunda mi sistema, no puedo apartar la mirada de la computadora, en donde el nombre de Joan se lee, junto con la ubicación exacta.

Mi cuerpo entero parecía haber sufrido un maldito colapso cuando Dann me llamó para decirle que Anna estaba en el hospital, pensar que el mal nacido pudo haberle hecho algún daño, nublaba mi mente y solo me permitía pensar en una cosa.

Matarlo.

Prácticamente obligué a mi amigo a aceptar quedarse a lado de Anna. No podía arriesgarme a que Joan intentara algo más, al menos no hasta saber que la policía había dado con él.

El señor Harris parecía haberse vuelto loco en cuanto lo llamé, me sorprendía el grado de preocupación que pareció tener en cuanto le dije que alguien había querido llevarse a Anna, teniendo en cuenta todo lo que había pasado entre padre e hija, parecía que el hombre aún tenía sentimientos.

—No voy a quedarme más tiempo en la ciudad —informo mientras sostengo el teléfono contra mi oreja y me apresuro a guardar las cosas en el interior de la maleta. —Voy a regresar, papá.

Lo entiendo perfectamente, pero acusar a tu primo...

—Tengo todas las pruebas que necesito —objeto —no esperes que por ser familia me detenga. Porque el intento dañar a la mía, papá. Y no voy a perdonarle eso.

Lo escucho suspirar al otro lado de la línea.

De acuerdo, haz lo que sea necesario —indica antes de cortar la llamada.

Amor por Contrato[SAV #3]  ©Where stories live. Discover now