|| Dos ||

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Los gritos volvían a ser tradición en la mansión Riddle o, como ahora todo el mundo le conoce, castillo del Lord. Harry no se quejaba del nombre, pero apostaba que podría haber sido mejor.

¿Las nuevas víctimas? Bellatrix Lestrange y Cho Chang.

Esta vez no tenía una excusa trágica que pudiera sustentar el daño que estaba provocando, pero tenía la aprobación del Rey, no la iba a desperdiciar.

Bellatrix había coqueteado con su amada sanguijuela pensando que Harry no veía... o que Tom se dejaría. Ninguna cosa funcionó, claro está. Cho Chang, bueno, las mismas razones, pero esta vez de forma inversa. La chica había estado detrás de Harry pensando que, como fue una recluta personal del menor, debía tener algún tipo de favoritismo. Tom ya se estaba preparando para hechizarla cuando el azabache le enterró un cuchillo en el estómago.

Fue una bendiciones que no muriera, ahora tanto Harry como Tom tenían diversión.

—Lord Potter, —el nombrado se detuvo y miró hacia atrás, viendo a sus dos chicos favoritos. Después de Tom, claro, pero él no era considerado como un chico exactamente— el Rey lo está buscando.

—Gracias, demonios —contestó pasando a un lado de sus mejores amigos. Fred y George hicieron una reverencia ridícula cuando él pasó—. Nos vemos en la cena.

—Si hay comida gratis, no debes dudar ni un minuto que estaremos allí —comentó Fred sonriendo.

—Eso sonó muy Ron —señaló George mirando a su hermano.

—Merlín, ¿en serio? —Harry negó con su cabeza ignorando los quejidos dramáticos de los gemelos— Alto, ¿cuál Ron?

—Nuestro hermano.

—¿Teníamos un hermano llamado Ron?

Los demonios se miraron antes de sonreír e irse hacia su habitación cantando una canción que, según Harry, era muggle. Sacudió su cabeza, esos dos chicos nunca estuvieron cuerdos, ¿será que estaba igual que ellos?

Bueno, en realidad no importaba. Después de todo, la vida no es un lugar donde habitan los cuerdos.

Caminó con firmeza hacia la puerta más grande del lugar, donde se hacían cada una de las reuniones después de la batalla de Hogwarts. Suspiró tratando de controlarse. Un mes ya había pasado y todavía había una que otra revuelta, cosas que arreglar, otras cosas que iniciar...

Llevaba un mes sin su Tom. Puede que lo viera cada día y que durmiera con él todas las noches, pero ya ni podían comer juntos porque tenían cosas que solucionar, Tom componiendo lo que hizo Dumbledore y el ministerio mientras Harry se encontraba interrogando a algunos sospechosos... o castigando a los culpables.

Entró a la habitación sin siquiera tocar, ¿por qué lo haría? También es su casa. Miró hacia donde estaba una silla parecida a un trono, en la cual estaba su querida pareja mirándolo con la misma adoración que la que Harry sentía.

Y mira tú —comenzó cerrando con magia la puerta detrás de él, perdiéndose en los hermosos ojos que tanto le encantaban—, estaba buscando una estrella y encontré una galaxia.

—Harry, no estoy de humor para poesías —gruñó Tom palmeando sus piernas—. Ven aquí y déjame besarte.

Hay un poema muy corto, muy corto —siguió caminando hacia Tom con una sonrisa en sus labios—, que siempre me ha maravillado —susurró acercándose a los labios de Tom todavía sin sentarse en sus piernas—: .

Después de eso, Tom no tardó en devorar los labios de su niño, y Harry no dudó en dejarse comer por su Rey, quien ya lo había sentado en sus piernas mientras abrazaba su cintura.

Las lenguas luchaban entre sí aunque ya hubiera una clara ganadora. Tom acercó más a su chico, pegando pecho y pecho, sintiendo como los brazos del ojiverde adornaban su cuello. No podía aguantar un minuto más sin probar la sangre de su chico.

Dio pequeños besos por todo el camino hacia el cuello, dejando uno que otro chupón regados de alguna parte de éste. No tardó mucho para encontrar la marca que le había hecho con sus colmillos para que todos supieran que era suyo y retomó la iniciativa de remarcarla. Tal parecía que no se veía mucho, ¿verdad? Por eso la Ravenclaw le había coqueteado tan descaradamente.

Un pequeño gemido salió de entre los labios de Harry. Joder, si seguía así no podría controlar sus acciones.

Lamió con ternura la marca que dejaron sus colmillos para luego alejarse del cuello y mirar fijamente los ojos que poseía su carissimi, tan hermosos, llenos de una inocencia malvada y de una admiración y lealtad que muchas veces le hacían preguntarse si merecía algo como eso. Algo como Harry.

Tal vez no exista una intimidad más grande que la de dos miradas que se encuentran con firmeza y determinación, y sencillamente se niegan a apartarse —susurró el menor llevando su mano hacia la mejilla de Tom para acariciarla con cariño.

—Te dije que no quería poesías —gruñó casi ronroneando, dándole otro pequeño beso a los labios del contrario.

—Eso no fue un poema, fue una cita del libro...

—No importa —susurró Tom, moviendo con sus manos al azabache para tener una posición más cómoda entre los dos.

—¿Sabes? —preguntó al aire antes de sonreír, una sonrisa tan cálida y cariñosa que Tom quiso detener el tiempo, agarrar una cámara y tomar foto de ese momento— Eres lo mejor que me ha pasado en la vida... y lamento haberte rechazado la primera vez, o desconfiar de algunas cosas que me dijiste —susurró empezando a acurrucarse en el pecho del mayor—. Perdón por todo lo malo que pude haber provocado.

No sé cuántas vidas me faltan, pero en cada una de ellas espero encontrarme contigo —recitó besando la frente de Harry, quien lo miró frunciendo el ceño.

—¿De quién es la frase?

—No sé, creo que la oí en una canción muggle...

—¿Lord Voldemort oyendo música muggle? —digo Harry imitando el tono de voz de una chica impactada por el chisme del año— No me lo creo.

—Será nuestro secreto —susurró Tom recargando su frente en la contraria.

Los secretos se guardan mejor cuando uno de los dos está muerto...

—Yo morí el día que el destino te puso en mi camino —comentó Tom tratando de hacer su voz lo más romántica que pudo—, literalmente, me convertí en vampiro cuando eso pasó.

Harry sólo puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.

Estaba claro que en esa vida nadie estaba cuerdo, sobre todo Tom Riddle, después de todo, él era el Rey.

♣ ♣ ♣ ♣

Espero que les haya gustado, traté de hacerlo tipo DrakHarry porque así lo quería la querida Caro, peeeeeeero (¿por qué siempre hay peros?) nunca había escrito algo así, so... no sé cómo quedó.

Lo hice con mucho amor.

...

¿Les gustó? No me dejen con la duda ;-;

Les amo❤


Las frases que usé fueron de:
-Octavio Paz,
-Qyazzirah Syeskh,
-Ron Israel,
-Mario Benedetti,
-Edgar Oceransky,
-Jostein Gaarder.

Por si las dudas(?)

Entre verso y verso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora