Si, si quieres te llevo para que no tengas que irte andando – dijo sonriéndome.

Mmm vale, me encan – fui interrumpida.

Vendrá conmigo – dijo una ronca voz delante de nosotros. Vi a Harry apoyado en un deportivo negro.

¿Qué? – dije extrañada, ¿Qué hacia él aquí?

Oh bueno, si vas con él… -dijo Zac algo confundido.

No, vámonos – dije intentando librarme de Harry.

He dicho que te vienes conmigo – dijo agarrándome del brazo.

¡¿Pero tú que te crees?! – dije soltándome de su agarre. Él me miró serio y yo retrocedí unos pasos, creo que había gritado demasiado… Él sonrió de lado y se abalanzó sobre mí cargándome en sus hombros. Yo pegué un grito ahogado.

¡Suéltame Harry, AHORA! – dije dando golpes en su espalda, aunque creo que no serviría de mucho ya que él me doblaba o hasta triplicaba mi fuerza.  Estaba avergonzada, dando una imagen poco profesional para Zac, decidí dejar de insistir ya que no hacían efecto mis golpes y bufé.

Te la cojo un momento ¿vale? – dijo Harry refiriéndose a mí y sonriéndole falsamente a Zac. Él me miró extrañado y yo me encogí de hombros.

Nos vemos mañana Zac… - dije dándome por vencida y aún subida a la espalda de Harry. Él abrió la puerta del asiento del copiloto y me sentó en él antes de ponerme el cinturón, como si yo no pudiese hacerlo. Me molestaba, me molestaba que me tratase como a una niña pequeña. Mientras relataba dentro de mi cabeza Harry entró en el coche sentándose y arrancando.  Me crucé de brazos.

A partir de ahora te llevaré yo a casa – dijo rompiendo el silencio. Hizo una pequeña pausa y me miró, yo abrí mi boca para decir algo pero me interrumpió de nuevo.

Y ya sé que vas a rechistar, pero es lo que hay. – dijo encogiéndose de brazos – No es que yo quiera tampoco llevarte todos los días… - dijo casi en un susurro. Yo rodé los ojos.

El sentimiento es mutuo – de nuevo el silencio incómodo – Esto es cosa de mi madre, ¿verdad? – dije mirando por la ventana.

Sí  - dijo al momento.

Perfecto – dije sonriendo irónicamente – No sé qué le habrás dicho a mi madre para comerle la cabeza de esa forma – dije molesta.

A tu madre le caigo bien y ella también a mí, que pena que no te parezcas en nada a ella… - dijo contraatacando.

Prefiero quedarme como estoy, pero gracias por la recomendación, la tendré en cuenta – dije de nuevo irónica. Él suspiró y me miró de reojo, ya estábamos en nuestra calle y aparcó el coche en la cera de en frente de nuestras casas. Salí del coche antes que él entrando en el porche de mi casa, él hizo lo mismo y nos dedicamos una rápida mirada.

De nada eh – dijo irónico esperando un “gracias” de mi boca. Yo lo miré de nuevo y lo ignoré entrando en mi casa sin decirle nada. Subí las escaleras, mi madre seguía trabajando, por  lo que estaba sola. Entré en mi habitación y lo primero que hice fue cerrar las ventanas y echar las cortinas.

************

Terminé de estudiar y me quité las gafas dejándolas en el escritorio mientras resoplaba frustrada, echaba de menos a Dafne. Ahora ya no tenía a nadie que me ayudase en mi gran problema ni a nadie con quién poder discutirlo ni remediarlo, tenía miedo, miedo de mí misma y de lo que podría llegar a hacer, había veces en las que no me controlaba y no paraba hasta que las lágrimas me impedían proseguir con mi acto ya que me nublaban la vista. Solté mi cabello de la coleta y lo alboroté un poco, comiéndome la cabeza para convencerme a mi misma de no volver a hacerlo, pero la tentación era mayor y mi cerebro se rendía ante ella. Me levanté de mi sitio y me dirigí al baño sentándome en el váter y poniendo mis codos sobre mis rodillas, había caído otra vez. Intenté retener las lágrimas, más estas cayeron por mis nublados ojos. Me sentía una mierda por no estar cumpliendo con mi trato, el trato que le hice a esa persona tan importante y a la vez ausente en mi vida, pero lo necesitaba, lo necesitaba aquí a mi lado y él, en cambio ya no estaba aquí para venir a darme las buenas noches y contarme sus famosas historias de hadas antes de dejar un beso en mi frente después de quedarme dormida. Lo extrañaba demasiado, recordaba todavía como se le achinaban los ojos al sonreír, algo que heredé de él y otras muchas cosas más de él que siempre me recordaba mi madre ya que yo se lo pedía, según ella era igualita que mi padre y eso me hacía sentir más orgullosa. Cogí una pequeña pero a la vez inmensa arma para destrozarme tanto física como psicológicamente y empecé el recorrido empezando por mis muslos, a continuación brazos y finalmente muñecas. La sangre caía lenta por mi piel manchando el suelo con goterones, solté un gemido de dolor mientras lloraba desconsoladamente. Me sentía sola y no había nadie quien me parase en mi gran locura, me temblaba todo el cuerpo y notaba algunos mareos hasta que unos ruidos procedentes de mi habitación me incitaron a parar, dejé caer la cuchilla al suelo y me levanté despacio apoyándome en el lavabo y lavé mis heridas un poco con agua fría, acto seguido envuelvo unas vendas por mis piernas y brazos y me pongo algo de ropa encima para no dejar ver las señales. Me lavo la cara y salgo de la habitación extrañada, ¿de dónde venían esos ruidos? Me quedé en silencio parada en medio de la habitación, los ruidos volvieron y venían de mi ventana. Sabía perfectamente quién era, no tenía ganas de que me viera así por lo que lo ignoré. Me tumbé en la cama cuando los golpes al fin cesaron cogiendo un buen libro y concentrándome en la lectura. Después de unos minutos los golpes penetraron de nuevo el silencio de la habitación molestándome en mi lectura, bufé y me levanté de la cama harta de aquel chico de pelo rizado.

¿Qué es lo que quieres? – dije desesperada abriendo la ventana encontrándome a Harry sin camisa.

La típica Nerd (Harry Styles y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora