Capítulo Veintisiete

Start from the beginning
                                    

—No me gusta que las personas maltraten y abandonen a los animales. A nadie le gusta ser abandonado.

Guarda silencio como si algo hubiese llegado momentáneamente a su mente, luego aclara su garganta y me sorprendo cuando su voz vuelve a salir, porque canta en voz muy baja en mi oído para que solo yo escuche:



No me gusta el sonido del llanto, las lágrimas o infelicidad.

No me gustan los truenos y odio la idea de un desastre natural.

Detesto los reptiles, me hacen temblar.

Detesto quienes juzgan sin saber, quienes señalan sin llegar a conocer.

Odio la idea de no llegar a amar.

Odio saber que un día las personas que amo las puedo perder.

¿Es suficiente información de mí? ¿Quieres un poco más de mí?


Suspira y giro mi rostro totalmente anonadada. Nunca ni en mis más locos sueños, y he tenido algunos bastante locos, imaginé que alguien me cantaría al oído y que Dexter tuviera una voz tan varonil y melódica, sobre todo teniendo en cuenta que no es cantante en la banda. Mi sorpresa parece divertirle.

— ¿Qué? ¿Canto muy mal?

—Tú no cantas nada mal, escúchame a mí cantar y sabrás lo que es asesinar una canción —Eso lo hace reír—. He escuchado esa canción, es de ustedes.

—Sí, así es.

—No me la sé, pero la he escuchado, no con tu voz.

—No soy uno de los cantantes de la banda, Copo de azúcar —Ríe— y normalmente ni siquiera me llama la atención cantar.

—Pero lo has hecho, justo ahora.

—Yo escribí esa canción, esas son las cosas que no me gustan.

—No me lo puedo creer. Debo llegar a mi apartamento y aprenderme esa canción.

Ríe y toma mi mano, enarca una ceja y me mira con picardía.

— ¿Quieres saber la parte impactante de ello?

—Por supuesto, confieso que me gustan los chismes. Cuéntame.

—Yo escribí esa canción después de conocerte. Con jodidos recuerdos borroso y todo, retuve esa sensación de tranquilidad al hablar con alguien que no quería obtener mierda de mí —Me guiña un ojo, besa mi mano y bebe de su vino como si nada—. Esa es la canción que escribí para ti, Elanese.

—Espérate, espérate —Le quito la copa de vino y la dejo sobre la mesa—. No vas y sueltas una bomba así y finges que no importa. Porque a mí me importa.

»Nunca ningún hombre ha hecho algo tan bonito y romántico para mí.

—Conoces a solo idiotas inservibles, entonces.

Rio, tomo su rostro y lo beso profundamente. Parece sorprendido, pero luego siento su mano en mi cuello, mientras me devuelve el beso con la misma intensidad.

—Si hubiese sabido que ibas a ser así de jodidamente feliz, te hubiese cantado la canción la primera vez que te vi —bromea.

—Quiero escucharla.

La D no es por Dexter (BG.5 libro #4)Where stories live. Discover now