Capítulo segundo

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Pronto comprendí que la aficción del Mandril no era como otras que conocí; al principio, claro, con el ansia de competirle al Barcelona se contentaban con ganar como a mi me gusta... a mi rácana manera.

Pero cuando vieron que ganaba con cierta rutina, empezaron a exigir que el equipo jugase al fútbol y diera espectáculo.

Puajh... que coño es eso; el espectáculo para el circo; a mi me pagan por ganar y enterrar jugadores.

Y hablando de enterrar, vi claramente quien necesitaba un escarmiento.

Alucinante... un jugador top como el niñato de mi paisano... y un enterrador special one, y resulta que lo que mas se le oía al vulgo corear era: "Iker, Iker Iker" ... inaudito; tenía que acabar con esa estupidez.

La primera temporada me tuve que comer al Casillas ese con patatas. 

Claro, venía de ganar un mundial, de ganar una copa al farsa casi él solo con una extraordinaria segunda parte que por supuesto no me dió la gana de admitir.

Cualquiera que sepa de fútbol, sabe que aquel día yo gané esa copa con mi genialidad de meter a Pepe en medio campo para dar host ... digo, cortar el juego.

No era el momento de enterrar al porterillo ese; la prensa que en España es forofa del Mandril en mas de la mitad de sus periodistas, se me habrían hechado encima. No, no era el momento. Cuando visité el Nou Camp por vez primera como enterrador Mandrilista, mi instinto me decía que debía protegerme. Pero la maldita prensa no hacía mas que tocar los huevos jugando a enterradores, y daban por hecho que debía salir con todo.

Aún era pronto para dar muestras de impopularidad; así que decidí complacerles sabiendo lo que podría ocurrir.

Y ocurrió; al descanso ya íbamos 3-0. Como el plan táctico de la prensa había fracasado, me dí gusto al cuerpo y protegí mejor a mi equipo en aras de que no nos golearan; y por supuesto una vez mas, dí con la estrategia adecuada; en el segundo acto solo nos metieron dos.

Aunque sea el número uno del mundo, soy humilde y sé cuando se aprende una lección. No me volvería a pasar; mataría antes al público de aburrimiento antes que salir goleado.

Y cumplí mis objetivos, tanto en esa final copera como en el partido de ida champion contra el farsa. Me resultó un poco patético ver a mi paisano presionando como un tonto la salida de balón del farsa, a 30 metros de sus compañeros que al contrario que él, si respetaban mi casposa aunque necesaria táctica. Y el vulgo rabiosamente enfervorizado... "que verguenza, que somos el Madrid!!" Lo dicho, el que quiera espectáculo al circo. O a la zona de banquillos. Que por allí pululaba un tal Pito, o Tito, al que le tenía ganas de señalarle algo... pero eso será en la próxima entrega.

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⏰ Last updated: Feb 12, 2018 ⏰

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Confesiones de un enterradorWhere stories live. Discover now